_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nada va a ser igual

Personalidades políticas, comentaristas, algún universitario, casi todos procedentes de la izquierda y residentes fuera de Euskadi, imbuidos de una racionalidad cartesiana en apariencia, añorantes de aquel PNV que se quedó con la República y fuera tan responsable en la Transición, inciden sobre los socialistas vascos para que no dejen solo al actual PNV ante el embate frontal que el PP le presenta. No desean choques de locomotoras, creen que el PNV es imprescindible para solucionar el problema vasco, desean por todos los medios que un PP, que les acosó hasta por conseguir la detención de Roldán, no se vea acompañado en Euskadi. Pero estas bien intencionadas personas no reconocen, ni desean reconocer, la excepcional, y nueva situación que Euskadi vive hoy.Nueva. "Ya nada va a ser igual", dice Joseba Arregi, que achaca a la violencia y a la falta de apuesta institucional el fracaso respecto al pasado. Ya nada va a ser igual debiera pensar también el socialismo, aceptar el fracaso del encuentro basado en el Estatuto con el PNV, y apostar ante la nueva realidad.

Excepcional. Tan excepcional, como que a veinticinco años de la muerte del Dictador, son muchos viejos militantes antifranquistas los que encabezan el Foro de Ermua o la plataforma Basta Ya, acompañados por políticos del PP (también hay otros del PSE, pero lo llamativo es lo del PP). Así, un activista de esos, con muchos años de cárcel a sus espaldas, califica con la palabra "tragedia" su opción de votar al PP porque carece de otro referente electoral que le garantice que el PNV pase a la oposición. Este tipo de personas consideran que el PNV no es ninguna solución sino parte muy importante del problema vasco.

Cuando este tipo cualificado de personas se presentan sin rubor seducidos por la firmeza del PP ante el nacionalismo es porque los partidos de izquierdas no supieron apreciar a tiempo, por añoranza de la camaradería antifranquista, o porque no querían verlo, el fracaso en mantener al PNV en la senda democrática, y convertirse ellos mismos en referente. Quizás a mucho socialista de Madrid le siga pasando eso. También puede pasar que la nostalgia del pasado no permita observar la realidad presente, como le pasa a IU, y sigan creyendo que las reivindicaciones de las minorías nacionales oprimidas por Franco, las que defendía la izquierda, son idénticas a las reivindicaciones nacionalistas, de un nacionalismo muy radical (terrorismo) y conservador (Rh-), que a lo largo de la etapa autonómica iba gestando el monstruo del totalitarismo. Se puede disculpar esa ceguera porque el viraje explícito del PNV hacia el nacionalismo excluyente fue bastante rápido, y en favor del PSE manifestar que se salió del Gobierno vasco cuando lo vislumbró.

Es cierto que el terrorismo conmueve los comportamientos, pero ese tipo de personas, con más cicatrices en su alma que un legionario tatuajes en su piel, no son fácil presas de las campañas mediáticas. Y de todas maneras hay que contar con el factor de perturbación que produce la violencia. Ni hay que sicoanalizar a esas personas ni, por supuesto, asumir la pretenciosa actitud de amonestar a tanto "trastornado" por su deserción electoral. El reto de los partidos de izquierda consiste en convertirse en referente de firmeza ante las aventuras nacionalistas, que sería, a la vez, el único pedestal para sostener sin sospecha de oportunismo los criterios progresistas sobre libertades y garantías jurisdicionales que se plasmaron en su día en la Constitución, y ganar autoridad para criticar al PP por sus excesos manipuladores del terrorismo.

En Euskadi, tras la denuncia del Estatuto y la Constitución por unos nacionalistas, el apoyo al terrorismo por los otros, y la aventura del "soberanismo" por los dos, queda pendiente la Transición. Y posiblemente tenga que ser la izquierda la que por apuesta de país, ¡pragmatismos fuera!, país democrático y plural, tenga que volver a vencer sus recientes fobias con la derecha y apartar el recuerdo del comportamiento que ésta tuvo cuando estuvo en la oposición, manifestando su conexión con ella cara al futuro, debido a la coincidencia en el Estatuto y la Constitución.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_