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BIENESTAR SOCIAL

Barberá quiere exportar el modelo de la carpa de El Grau para las prostitutas a otros barrios de Valencia

La carpa instalada desde el pasado día 2 en El Grau de Valencia para atender a las prostitutas que quieran dejar de serlo se exportará, según fuentes de la alcaldía, a otros barrios conflictivos de la ciudad.Aunque la instalación de la carpa ha sido objeto de críticas desde la oposición, los vecinos y algunos profesionales de trabajo social, la Administración considera que ha sido todo un acierto. Tal es así que se baraja seriamente la posibilidad de instalar servicios gemelos en otros barrios como la Malva-rosa y Campanar.

En la carpa instalada en El Grau, a cargo de la ex directora de la cárcel de Picassent Mercedes Jabardo, se presta asesoramiento a las prostitutas de la zona en materia legal, sanitaria, laboral y educativa con la intermediación de intérpretes y el compromiso de absoluta confidencialidad.

De momento son una veintena las mujeres de la zona que ejercen la prostitución y que se han acercado a informarse, sobre todo de la tarjeta sanitaria, a la carpa. Aunque ninguna de ellas, según fuentes de la propia carpa, ha pedido ayuda para abandonar su actual trabajo y acogerse al programa integral que se les oferta, las administraciones implicadas lo consideran un éxito.

En el primer día de funcionamiento de la carpa, tanto la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, como la concejal Marta Torrado, anunciaron que esta iniciativa podría extenderse a otros puntos de la ciudad. Y así parece que va a ser. Pero la intención de la Administración choca frontalmente con la disposición de los vecinos. Desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, cuya presidenta es Carmen Vila, no se considera oportuno levantar carpas en otros barrios "porque los ciudadanos no acogen la iniciativa de manera positiva y se alteran más los nervios sobre problemas a los que hay que ser muy sensibles y sobre los que hay que actuar con mucha cautela".

La carpa de El Grau, que aún no se sabe hasta cuándo permanecerá instalada ni cuánto ha costado -ya que más de un regidor define el coste como "cuatro pesetas porque las maderas las tenemos en almacén y al personal sólo se le ha cambiado el turno de trabajo"-, ha recibido el rechazo de los vecinos porque consideran que "es una provocación, no soluciona los problemas y se convierte en una atracción".

Desde el Ayuntamiento y desde la Delegación de Gobierno se cree todo lo contrario. Ambas instituciones defienden el carácter interdisciplinar del "invento" y defienden la actuación sobre el terreno concreto como primera medida para disuadir de prácticas conflictivas. El próximo jueves, en la comisión de Bienestar Social, la oposición espera las explicaciones sobre el funcionamiento de la carpa y su posible instalación en otros distritos.

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