El Parlamento filipino pone en marcha el proceso de destitución del presidente
El Parlamento filipino dio ayer el primer paso en el proceso de destitución del presidente, Joseph Estrada, acosado por las peticiones de dimisión procedentes de la oposición política y la influyente Iglesia católica. Elegido hace dos años por una gran mayoría de los filipinos, el ex actor cinematográfico está acusado de haber recibido millones de dólares en sobornos procedentes de una lotería ilegal. Estrada aseguró ayer que no está dispuesto a negociar una salida honrosa del poder.
La decisión de iniciar el proceso de destitución de Estrada la tomó ayer la Comisión de Justicia de la Cámara baja del Parlamento filipino, que remitió la propuesta al pleno tras un encendido debate. La iniciativa contó con el voto favorable de 99 diputados, más de los 73 necesarios para que el Pleno de la Cámara baja ponga el caso en manos del Senado. Todo indica que así será y que la Cámara alta juzgará a Estrada bajo la dirección del presidente del Tribunal Supremo filipino, Hilarión Davide. Estrada, que niega todas las acusaciones vertidas contra él, afirmó ayer que está listo para defenderse en el Senado. El presidente negó que esté negociando con la vicepresidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, una salida honrosa a su situación. "No estoy negociando ningún acuerdo y no tengo intención de hacerlo", dijo Estrada en un comunicado difundido por la Presidencia.
Si prosperase la iniciativa de la oposición, Estrada sería el primer presidente en la historia de Filipinas en ser destituido por el Parlamento. Para ello serán necesarios los votos de 15, o dos tercios, de los 22 senadores.
Estrada recibió ayer un nuevo golpe, en esta ocasión procedente de su antecesor en la presidencia, Fidel Ramos, quien le conminó a cambiar "su estilo de vida extravagante" o a dimitir antes de Navidad. "Si no cambia antes de mediados de diciembre, debe dimitir", afirmó Ramos en presencia de Estrada durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional. La vicepresidenta, Macapagal Arroyo; la ex presidenta Corazón Aquino; el influyente arzobispo de Manila, Jaime Sin, y destacados hombres de negocios están a favor de la destitución de Estrada. Sin embargo, según las encuestas, éste retiene el apoyo de un amplio sector de la población filipina. La Bolsa de Manila, hundida desde el estallido de la crisis, hace un mes, experimentó ayer un ascenso del 16,5% y el peso filipino ganó terreno frente al dólar. Los analistas interpretaron ambas subidas como indicios de un cambio político inminente.
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