3.000 políticos celebran con el Papa en Roma el jubileo de 2000
Juan Pablo II les pide respeto por la familia
El Papa volvió ayer a ser la estrella de un gran encuentro internacional en el Vaticano que vio reunidos en el aula de las audiencias populares a tres mil políticos de todo el mundo. A los hombres y mujeres que tienen a su cargo la gestión de la cosa pública, Juan Pablo II les recordó que la "justicia" debe ser su "preocupación esencial" y a los que profesan la fe cristiana les pidió especial vigilancia en la labor legislativa sobre la familia y la natalidad.
El papa Wojtyla se refirió, en concreto, al intento de legalizar uniones de personas del mismo sexo. Los políticos cristianos "no deben contribuir ni a la elaboración ni a la aprobación de las leyes que no respetan la vida humana", ni a las que atentan contra la unidad de la familia, dijo. El pontífice, que apareció encorvado en su sillón a un lado del inmenso estrado, pidió también a los gobernantes un gesto de clemencia hacia los presos de todo el mundo, aunque no mencionó en esta ocasión la pena de muerte.La presencia del Papa en el Aula Pablo VI fue recibida con los acordes de la Orquesta Sinfónica de Hamburgo y el coro de la catedral de Poznam. Tras la lectura de los textos de las tres mociones aprobadas ayer por la Asamblea especial de Parlamentarios, referidas a deuda externa de los países pobres, dignidad y libertad de la persona, y ética y globalización, intervino el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov, un habitual de este tipo de actos en Italia, y el presidente del Senado italiano, Nicola Mancino.
El Papa les respondió con un largo discurso leído con dificultad. Precisamente ayer, el diario popular alemán Bild retomaba el tema de la delicada salud del pontífice, que cumplió en mayo 80 años, asegurando que dimitirá, probablemente, la próxima Navidad. El diario, que cita fuentes situadas en las altas esferas del Vaticano, argumenta que Juan Pablo II tiene grandes dificultades para articular palabra y da muestras cada vez más claras de no controlar el gobierno interno de la Santa Sede. Lo más probable, añade el rotativo, es que Wojtyla decida anunciar él mismo su retirada, y que lo haga en el mensaje de Navidad. Como es habitual en estos casos, el Vaticano no tomó en consideración la noticia.
Wojtyla mencionó en su discurso los temas clave de la justicia en un mundo globalizado, condenó las desigualdades económicas, el aborto y la eutanasia, sin mencionarlos por su nombre, e hizo un llamamiento a la solidaridad, como guía máxima de la actuación política. El pontífice denunció nuevamente "el escándalo de las sociedades opulentas del mundo de hoy, en las cuales los ricos son cada vez más ricos, porque la riqueza produce riqueza, y los pobres son cada vez más pobres, porque la pobreza tiende a crear pobreza". Recordó las guerras que desgarran el mundo y la necesidad de afrontarlas con el arma de la justicia. "Porque sin justicia no hay paz", añadió.
Con su discurso, el Papa clausuró la sesión parlamentaria mundial reunida en el Vaticano, a la que asistieron 5.000 diputados y senadores de 92 países, la mayoría italianos. Entre los españoles figuraban el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José Bono; el presidente de las Cortes de Castilla y León, Manuel Estrella Hoyos; del Partido Popular, y numerosos parlamentarios autonómicos de las diversas formaciones políticas hasta un total de casi 80 personas, a las que se unirá hoy el ministro de Justicia, Ángel Acebes. Cada delegación dispuso de tres minutos de tiempo para intervenir en defensa de las tres diferentes mociones que se aprobaron al final del encuentro.
Los políticos asistirán hoy a una misa en la plaza de San Pedro, con la que se cierra el jubileo dedicado a esta actividad.
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