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LA CRISIS DE ORIENTE PRÓXIMO

Barak da un plazo de 24 horas a Arafat para que haga cumplir un nuevo alto el fuego

La llamada al cese de las manifestaciones por parte del líder palestino frena la aplicación del acuerdo

El primer ministro israelí, Ehud Barak, dió anoche un plazo de 24 horas al presidente palestino, Yasir Arafat, para que cumpla sus compromisos en un pacto de alto el fuego alcanzado el día anterior y con el que se intenta poner fin a más de un mes de Intifada, que se ha cobrado más de 180 muertos y casi 5.000 heridos. El pacto empezó a aplicarse a primera hora de la mañana con el repliegue de tanques y guarniciones israelíes de algunas ciudades palestinas, pero quedó bloqueado a media tarde cuando el presidente Arafat retrasó un punto esencial del acuerdo: la llamada al cese de las movilizaciones.

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Israelíes y palestinos iniciaron ayer la aplicación de un alto el fuego, que había sido pactado la madrugada del jueves por el ex primer ministro israelí Simon Peres y Yasir Arafat, en una entrevista de dos horas celebrada en el palacio del líder palestino, en Gaza. El acuerdo entre los dos líderes, que en definitiva es una relectura del pacto firmado hace dos semanas en la cumbre egipcia de Sharm el Sheik, empezó a demorarse por parte del bando palestino seis horas después de iniciarse su aplicación. Esto provocó las iras del Gobierno israelí, que ayer por la noche dio a Arafat un ultimátum de 24 horas para cumplir sus compromisos.Peres y Arafat establecieron en el programa de alto el fuego un calendario minucioso que se puso en marcha ayer a las ocho de la mañana (hora local) cuando el mando del Ejército israelí ordenó a numerosos tanques apostados en las ciudades palestinas de Cisjordasnia y Gaza que volvieran, en la mayoría de los casos, a sus guarniciones. Mientras, los soldados israelíes abandonaban las posiciones más conflictivas, para que pudieran ocuparlas después las fuerzas de seguridad palestinas.

El programa de pacificación pretendía culminar en 24 horas, con el levantamiento del bloqueo de los territorios autónomos y el permiso de paso para 2.000 contenedores de alimentos y otros tipos de ayuda para los palestinos, que permanecen estancados en los puertos israelíes de Ashod y de Haifa.

El acuerdo entre Peres y Arafat nació in extremis, mientras se agotaba la paciencia de los militares israelíes y Barak, también responsable de Defensa, diseñaba un plan de ataque general sobre objetivos estratégicos palestinos, en represalia por la muerte horas antes en combate de tres de sus soldados. El pacto llegó cuando los helicópteros israelíes ya habían recibido la orden de atacar Hebrón; estaban calentando motores y el Ejército había conminado a los trabajadores de la televisión local de esta población a abandonar en 20 minutos los estudios, señal inequívoca de que se preparaba el ataque. El acuerdo de Gaza lo paralizó.

"Creo que Arafat respetará su palabra, porque estamos amenazados de una peligrosa degradación", aseguraba Peres ayer, mientras se esperaba la aplicación del resto del trato.

Sin embargo, la puesta en práctica del acuerdo quedó bloqueada a media tarde, como consecuencia de las discrepancias surgidas entre las partes respecto al comunicado final, que debía ser leído por israelíes y palestinos públicamente y lograr la desconvocatoria de las movilizaciones. En un principio, se pactó que el comunicado sería leído a las 2 de la tarde, hora local, y simultáneamente por Barak (desde el Ministerio de la Defensa en Tel Aviv) y por Arafat (desde su palacio de Gaza).

La proclama inicial de Arafat, que incluía unas frases relativas al derecho del pueblo palestino a continuar de manera pacifica la Intifada, no gustó a los israelíes, que le acusaron de apartarse de la filosofía del pacto. Los israelíes pidieron al presidente palestino la eliminación de estos párrafos, lo que obligó a Arafat a consensuar otro documento con las fuerzas políticas palestinas, y que acabó siendo firmado por todas menos por las organizaciones más radicales: Hamas, Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Las dilaciones provocadas por la elaboración del comunicado palestino y su difusión por la televisión provocaron la reacción indignada de un portavoz del Gobierno israelí, que, impaciente, acusó a Arafat de incumplir sus compromisos. El portavoz imputó al presidente palestino no sólo el retraso en la elaboración y difusión de la desconvocatoria de la Intifada, sino además el no poner todos los medios para acabar con la violencia. Al final, el Gobierno israelí decidió darle a Arafat un plazo adicional de 24 horas para cumplir con la parte más importante del compromiso: la llamada oficial pidiendo el fin de la Intifada.

"Nosotros mantenemos los acuerdos. No serán cambiados", afirmó el viceministro de Defensa, Efarim Sneh, tratando de desmentir los rumores de que el acuerdo no se aplicaba por decisión israelí como represalia al atentado de Yihad Islámica ayer en Jerusalén, donde se registraron dos muertos.

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