Clinton se lanza de lleno a la campaña ante la desventaja de Gore en las encuestas
Bill Clinton, retirado por decisión propia de la campaña electoral de Estados Unidos, ha abandonado lo que la prensa comenzaba a llamar con ironía la Jaula Oval. "El pueblo norteamericano debería pensárselo dos veces antes de dejar la Casa Blanca y el Congreso en manos del Partido Republicano", aseguró en la noche del martes en una iglesia afroamericana del barrio neoyorquino de Harlem. Clinton repetirá hoy ese mensaje en California, uno de los Estados clave y donde es muy popular. No obstante, su vicepresidente y candidato a reemplazarle en el cargo, Al Gore, sigue resistiéndose a comparecer junto a él en los cinco días que faltan para la cita con las urnas, a pesar de que las encuestas no le son del todo favorables.
Consciente de que la prosperidad económica de Estados Unidos es el único legado indiscutible de sus ocho años en la Casa Blanca, Bill Clinton va a repetir ese mensaje en los próximos días; lo hará desde Nueva York a California, pasando por Arkansas. El que enunció el martes en su intervención en el púlpito del neoyorquino Templo Kelly de la Iglesia de Dios en Cristo es una de las claves: "¿Quieren los electores abandonar la actual política económica?" En la abarrotada iglesia de Harlem la respuesta fue una rotunda negativa.El atractivo de Clinton entre los negros de EE UU es extraordinario, muy superior al de cualquier otro político vivo, incluido Gore. Un eco semejante encontrará el presidente en sus dos días de campaña, hoy y mañana, en California, en beneficio de Gore y los candidatos demócratas al Congreso. El 63% de los californianos aprueba el trabajo de Clinton, lo que le convierte en el político más popular en ese importante Estado.
La simpatía de California por Clinton tiene raíces económicas. Ese Estado atravesaba en 1992 una recesión, debida en parte a los recortes en materia de defensa, y hoy, gracias a la industria de la informática e Internet de Silicon Valley, está como nunca de bien. Pero hay más. La mayoría de los californianos comparte las posiciones demócratas en materia de control de armas de fuego, derecho al aborto y protección del medio ambiente. Y no por lo último lo menos importante, existe una gran conexión cultural entre Clinton y California.
En pleno caso Lewinsky, Clinton se refugió con frecuencia en California, cuyo "clima liberal le reconfortaba", según recordó ayer Barbara O'Connor, directora del Instituto de Política de la Universidad de Sacramento.
Leon Panetta, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca, mencionó también que la intimidad de Clinton con muchos productores, directores y actores de Hollywood "ha convencido a los californianos de que [Clinton] es uno de ellos".
"No puedo ser neutral en esta batalla", dijo Bill Clinton en Harlem. "La persona que para mí es la más importante del mundo [Hillary] está compitiendo por un escaño en el Senado, y mi socio en los últimos ocho años [Gore] lucha por la presidencia".
En consonancia con el incombustible pacto de intereses que sustenta su matrimonio, Hillary está explotando a fondo los consejos, los colaboradores y la presencia de su esposo en su enfrentamiento neoyorquino con el republicano Rick Lazio.
Pero Gore seguía ayer limitando la ayuda de Clinton a esos terrenos, como los afroamericanos y los californianos, en los que su jefe es indiscutible. En el resto del rompecabezas electoral, Gore prefiere ir por su cuenta. Su cuartel general informó de que en los próximos cinco días no está prevista la celebración de ningún acto conjunto del candidato presidencial demócrata con el que todavía es su jefe.
Críticas veladas
Esta actitud de Gore recibe veladas críticas de la Casa Blanca y de sectores del Partido Demócrata, que recuerdan que Clinton, con sus grandes dotes de actor y su profundo conocimiento de la psicología norteamericana, es el mejor político del país en campaña. Pero Gore tiene miedo a que un protagonismo excesivo de Clinton empuje hacia George Bush a los votantes indecisos.Para decenas de millones de personas, el político de Arkansas es, sobre todo, el protagonista del caso Lewinsky.
Gore tiene prácticamente asegurados Nueva York y California, pero Bush le está dando batalla en este último Estado con una gran presencia física y una multimillonaria campaña de publicidad. El republicano ha conseguido reducir a menos de 10 puntos la descomunal ventaja que le sacaba Gore en el Estado de Hollywood y Silicom Valley. Así que la ayuda de Clinton le vendrá bien al vicepresidente, al igual que todo lo que pueda hacer para volcar masivamente en las urnas a los afroamericanos. En el resto del ruedo, Gore quiere seguir lidiando solo.
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