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Reportaje:

Reliquias domésticas

Todo empezó como un reto por recuperar utensilios domésticos del caserío familiar de Delika y al final se ha convertido en una afición que le absorbe media vida. Carlos Uzkiano atesora en su vivienda en dicha localidad alavesa una de las mejores colecciones de planchas antiguas de Europa. Posee más de 200 piezas procedentes de todo el mundo, entre ellas algunas del siglo XVII.Uzkiano apunta que en toda España sólo existe otro coleccionista como él, un ciudadano de Murcia con el que comparte todos sus hallazgos y adquisiciones. "Las primeras planchas proceden de China en los siglos XIV y XV; eran piedras redondas y pulidas que, al ser de difícil manejo, se transformaron en vasijas de barro cocido en las que se introducía carbón vegetal", señala el coleccionista.

El siguiente paso fue la llegada de los instrumentos de hierro, de los que la colección ofrece una gran variedad de procedencias y diseños: "Planchas de guillotina, lengua de vaca, de gasolina, de alcohol, con gas, la china y la maciza de forja que todos hemos conocido en nuestras casas hace bastantes años", resume Uzkiano.

Su pieza favorita es un instrumento chino de 1662 con forma de cazuela, que se utilizaba para alisar la seda al aire libre tras calentar arena o sal en su interior. Presume también de una singular plancha americana de rodillos de bronce destinada a plisar construida a principios de siglo.

Entre las numerosas rarezas de la colección figuran las miniaturas y otras piezas muy especializadas. "Hay planchas para corbatas y para gorros", indica, e incluso una fabricada en madera para usar exclusivamente con prendas de piel de castor, por lo que debía calentarse con paños al baño maría.

Uzkiano no quiere revelar los precios que pueden alcanzar estas antigüedades, aunque deja entrever el elevado coste de muchas de ellas. Su método para conseguir las piezas no es tanto acudir a los anticuarios como moverse por rastrillos y desembalajes en Madrid y otras ciudades españolas, aunque tiene contactos que se mueven por toda Europa.

Hace poco se desarrolló en Francia un congreso de plancheros, como se define Uzkiano, encuentros que considera muy importantes ya que en España apenas existe bibliografía ni afición por esta modalidad del coleccionismo. Uzkiano hace un llamamiento a instituciones o iniciativas privadas para que le faciliten exponer sus piezas. "Yo empecé con esto por mantener los utensilios antiguos de nuestro caserío que había sufrido un incendio, pero ahora creo que lo que he conseguido no debe limitarse a estar cerrado en el cuarto de mi casa", dice.

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Confiesa que, paradójicamente, no le gusta lo más mínimo planchar y que ninguno de los aparatos tiene utilidad práctica hoy en día. Uzkiano trabaja en una empresa de Amurrio y su tiempo libre lo dedica casi en exclusiva a establecer contactos con sus "proveedores" y a discutir sobre las piezas que quiere adquirir fuera de su entorno. Por eso, su esposa se lamenta de que "no habla de otra cosa".

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