El Rey afirma que los etarras, "tarde o temprano, pagarán sus crímenes"

El rey Juan Carlos expresó ayer su solidaridad a los familiares de las tres personas fallecidas y a los heridos por la deflagración del coche-bomba que ETA hizo estallar en Madrid, y subrayó que los responsables de este atentado "tarde o temprano pagarán sus crímenes". Don Juan Carlos pronunció estas palabras durante el brindis del almuerzo que ofreció en el Palacio Real al presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, de visita oficial en España."Esta mañana nos invade de nuevo el dolor causado por el terrorismo ciego y criminal. ETA ha provocado un horrible atentado en Madrid, que ha costado la vida a tres servidores del Estado y ha causado numerosos heridos", señaló el Rey. En su discurso, don Juan Carlos se refirió a los familiares de los fallecidos y a los heridos para expresarles "nuestra solidaridad y afecto más emocionados. Y a los asesinos, nuestra condena más firme, en la seguridad de que tarde o temprano pagarán sus crímenes".

Por su parte, el presidente de Kazajistán expresó al Rey y al presidente del Gobierno, José María Aznar, así como a todo el pueblo español, su más profundo sentimiento de pésame por el atentado terrorista. Nazarbáyev afirmó que a los terroristas hay que aplicarles "el mismo método y las mismas consecuencias. Otra cosa no puede ser". Y añadió que en la lucha contra el terrorismo no cabe mñas que colaborar con quien trata de librarse de esa violencia.

El presidente de Kazajistán explicó que su país se ve afectado por el terrorismo proveniente de Afganistán, en donde el vacío de poder existente ha propiciado, según dijo, que esa zona se convierta en una vía de entrada de droga en Europa y que con los beneficios obtenidos de su venta se financien actividades terroristas.

También la Conferencia Episcopal Española condenó en un comunicado el atentado terrorista y expresó su "solidaridad" a todos los miembros del Poder Judicial y de las Fuerzas Armadas. Los obispos expresan su condena a "los asesinos, a sus inductores y a quienes los sostienen, porque nadie puede atribuirse el derecho de matar a un ser humano inocente ya que la vida humana es sagrada".

Además "siente la obligación" de recordar, dijo, que cuando "el asesinato y el terror se utilizan como medios para ejercer intolerables presiones sobre la sociedad adquieren una malicia aún mayor".