Míster, sin PESC
Javier Solana se está dejando el cuerpo y el alma en su tarea de desarrollar la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, como Míster Pesc. Había logrado un hito al estar presente en la cumbre de Sharm el Sheij, rompiendo así décadas de ostracismo europeo en la zona, que se remontan a la crisis de Suez en 1965. Cuando la PESC parecía, finalmente, despegar, y entrar en esa foto, llegaban dos jarros de agua fría que demuestran que en temas esenciales y otros no tan primordiales, ésta es una política con una cara, mas sin contenido. Un Míster, sin Pesc.El anuncio por Blair y Schröder de reconocimiento diplomático de Corea del Norte horas antes de la cumbre Europa-Asia en Seúl -posición a la que se sumó Aznar- dejó al descubierto a la actual presidencia francesa de la UE, que seguía en la postura oficial de esperar a que el régimen de Pyongyang diera algunos pasos positivos. Chirac, pese a que unos días antes se vio con los demás en Biarritz, no había sido informado. Independientemente de lo bien fundado de su posición, en línea con Washington (cuya política da al traste con la declarada de castigo con los Estados gamberros, rogue states, y deja a los europeos más libertad para tratar con Libia, Irak o quien sea), el paso dado por Schröder y Blair rompe todas las reglas de los tratados en relación a la PESC, el "espíritu de lealtad y solidaridad mutua" y la "información y consulta mutua", ante decisiones importantes. ¿Por qué lo hicieron? ¿Para hacer un feo a Chirac, como aviso por su posición claramente pro-palestina en las negociaciones de París entre Arafat y Barak? ¿Ha sido una señal de que en Biarritz no hubo sólo un enfrentamiento entre grandes y pequeños, sino también entre los primeros?
La política europea hacia Oriente Próximo, pese a Míster Pesc y al representante especial, Miguel Ángel Moratinos, no es ni común ni unitaria. En la votación sobre la resolución de la Asamblea de Naciones Unidas que responsabilizaba a Israel por el brote de violencia, los europeos se dividieron: España, Francia, Grecia e Irlanda, a favor; Alemania, Italia, Reino Unido y Países Bajos, en contra. Un espectáculo lamentable para una UE que aspira a potencia.
La UE ha desarrollado instrumentos exteriores, pero sin política. Como pasa en economía con el euro. O con la Carta de Derechos Fundamentales, hoy por hoy un texto interesante, que no sirve para nada, puesto que no va a tener valor jurídico. Pasado mañana quizás lo tenga. Pasado mañana quizás la PESC haga honor a su nombre, y la Unión Económica y Monetaria también.Y aunque para la política hagan falta instrumentos -que Solana ha ido desarrollando en la práctica de un modo notable en tan sólo un año, aún son insuficientes, y en algunos casos chirrían por absurdas rivalidades. El supuesto rival de Solana desde la Comisión Europea, Chris Patten, debería poner su casa en orden, pues la política de ayudas económicas de la UE deja mucho que desear. Como declaraba hace unos meses un opositor serbio, cuando se le pide dinero a la UE, la respuesta y los fondos tardan de seis meses a un año; cuando la solicitud es al Departameneto de Estado en Washington, dos meses; cuando se le pide a Soros y su Fundación, diez días.
En materia de Política Europea de Seguridad y Defensa, también se han ido creando estructuras, y en noviembre los ministros han de decidir el reparto de la carga entre las fuerzas nacionales para crear esa fuerza europea de intervención que ha de contar con 60.000 hombres, una dosis inicial, no suficiente para pensar en una "autonomía" respecto a EE UU, pero que representa un músculo notable. ¿Qué moverá a un músculo sin cabeza? Así, será difícil avanzar. Si gana Bush, quizás obligue a Europa a valerse más por sí misma; a darle una PESC al Míster.
aortega@elpais.es
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