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La Caja Rural gasta tres millones en editar un libro repleto de elogios a la gestión del PP en Jaén

Ginés Donaire

Ha sido una ayuda inesperada. El gobierno municipal de Jaén, del PP, no ha tenido que gastar ni un duro para vender su gestión en el primer año de legislatura. En su lugar se ha encontrado con la generosidad de la Caja Rural de Jaén, que ha gastado tres millones de pesetas en financiar los 2.000 ejemplares que se han editado del libro Un año de gobierno popular, un proyecto de Jaén para el siglo XXI. La publicación es obra del periodista local Antonio Salmerón, hasta hace unos meses director de un semanario próximo a la derecha que atacaba cada semana a dirigentes provinciales del PSOE.

El libro, donde se entremezclan las opiniones propias del autor con la de dirigentes del PP, es una auténtica loa a la gestión de los populares, ensalzando incluso proyectos que permanecen enquistados desde hace años. La publicación llega a atribuir al PP influencia en el ascenso del Real Jaén a la Segunda División A y avanza los nombres de los nuevos responsables provinciales del PP, a pesar de que el libro salió a la calle antes de la celebración del congreso provincial del pasado 7 de octubre. Por si fuera poco, se destinan decenas de páginas a arremeter contra la gestión del PSOE en la Diputación y en la Junta de Andalucía. Sorprendentemente, el PP parece haber hecho guiños a este libro. Al menos así se desprende de las palabras del autor, Antonio Salmerón: "No he recibido ni un duro del PP y sólo un concejal me ha llamado para darme las gracias por lo publicado". Salmerón ha manifestado que se trata de un proyecto personal donde ha querido "tomar partido a favor de una nueva forma de gestión pública". No obstante, ahora no oculta su decepción por el hecho de que el PP le haya dado la espalda y de ahí que no tenga reparo en criticar la "prepotencia" de este partido y lamenta la no publicación de un centenar de páginas comprometedoras para los actuales dirigentes.

A falta de apoyo institucional, Salmerón se ha tenido que conformar con el apoyo que le ha prestado el presidente de la Caja Rural en Jaén, José Luis García-Lomas, que mantiene gran amistad con responsables provinciales del PP, como pudo constatarse el pasado mes de marzo, cuando asistió al mitin de cierre de campaña del senador y alcalde de La Carolina, Ramón Palacios. La consulta realizada por este periódico a un alto cargo de la entidad para que informara sobre el libro no ha encontrado respuesta y ha tenido que ser el autor el que revele datos referidos a su coste y número de ejemplares.

En medio de un auténtico galimatías para el lector, que no sabe cuando está ante una opinión del autor o de algún dirigente popular, el libro analiza una a una, a través de 385 páginas, la gestión de cada uno de los ediles del PP de Jaén, aunque se detiene antes en el ministro de Hacienda y diputado por Jaén, Cristóbal Montoro, a quien considera artífice del saneamiento económico de las empresas aceiteras Uteco y Coosur y resalta su compromiso de invertir 18.000 millones en la conexión de Jaén con el AVE. Es en este capítulo donde se vierten las escasas críticas hacia el PP de Jaén, al referirse, sin dar nombres, a la "media docena de chupones, cuatro engreídos y tres estúpidos".

Tampoco se regatean críticas hacia el anterior gobierno municipal del PP, presidido por el ex alcalde, Alfonso Sánchez Herrera, al referirse a la "situación semicaótica de la anterior corporación".

El apartado dedicado al actual alcalde, Miguel Sánchez de Alcázar, es, casi en su integridad, cosecha propia del autor. Se entremezclan los elogios hacia quien "se presentó a pelo, sin reatas, sin amarres ni aparejos", con las críticas abiertas hacia los incumplimientos de la Junta con la capital jiennense. Especialmente reivindicativa hacia el Gobierno andaluz es la parte que el autor dedica al concejal José Enrique Fernández de Moya, recientemente elegido presidente provincial del PP y portavoz popular en la Diputación. Precisamente, el libro aventura que el PP arrebatará al PSOE en las próximas elecciones el gobierno de la Corporación provincial y entonces, según la concejala Josefa Martos, "habrá que levantar las alfombras" porque "tiene que salir tela a base de bien".

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El autor define de manera muy singular a los diversos corporativos. Así por ejemplo, de la concejal de Cultura, Cristina Nestares, dice que es "una atractiva guinda para un pastel" y afirma que aceptó su inclusión en la lista del PP con la condición de "mantener su virginidad política". De la concejal de Promoción Económica, Dolores Aguilar (a quien atribuye la influencia del PP en el ascenso de categoría del Real Jaén), asegura que "lo mismo vale para un barrío que para un fregao". Al titular de Asuntos Sociales, Antonio Lucas, lo tilda como "concejal de los pobres" y destaca de éste acciones como la donación de una lavadora a una familia gitana. Lucas ha sido el único edil que ha agradecido al autor sus elogios y sus profecías, pues dice de él que "Dios premia los buenos pensamientos".

Muchas son las páginas que se dedican a ensalzar proyectos como el polígono industrial, el futuro bulevar o la creación del Instituto Municipal de Formación y Empleo, iniciativas todas ellas que están paralizadas desde el inicio de la legislatura. Otros concejales avanzan otros proyectos para los que no comprometen ningún plazo, como el funicular que conectará el castillo con el centro de Jaén.

Se revelan también algunas contradicciones de los concejales populares. Es el caso del edil Miguel Ángel García Anguita, que muestra su sueño (sus palabras no aparecen entrecomilladas) de que la vieja cárcel albergue todas las dependencias judiciales de la capital, pese a que el alcalde y otros dirigentes populares han mostrado su apoyo (más nítido que real) a la construcción en ese lugar de un museo de arte ibérico, tal y como reclama la Diputación y la Junta. O cuando el edil de Tráfico, Manuel Peragón, admite que los planes urbanísticos no han tenido en cuenta el crecimiento del parque automovilístico, a pesar de que esos planes se diseñaron también con un gobierno del PP, al que él también perteneció.

Otras expresiones tienen un rancio aroma propio de otras épocas, como la que indica que tras las elecciones municipales de 1996, "el reloj nacional inició su viaje de regreso, entregando la mayoría absoluta al PP".

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