Saura
Carlos Saura, fotógrafo. Años de juventud. Así se titula la exposición del Círculo de Lectores en que aparece un Saura menos conocido que él. Un Saura que a los 15 años salió de casa con su cámara a fotografiar una España, dice, "que ahora parece perdida entre los siglos".Las fotografías de esta exposición, que se debe en buena parte a la inquietud y al gusto del editor Hans Meinke, que pidió a Saura que revisara sus viejos negativos, son del periodo comprendido entre 1949 y 1962. Nos ofrecen paisajes, pueblos y gentes de un país rural en el que aún se perciben las huellas de la guerra civil. Entonces, Saura pensó en dedicarse a la fotografía y llegó a recibir propuestas de trabajo en revistas de difusión internacional. Tenía la intención de editar un libro sobre los pueblos y sus gentes. Expuso algunos de sus trabajos en Cuenca y Madrid. Al final, ganó el cine en su ánimo.
Me han impresionado las fotos de aquellos años de penuria; fotos de gente que vivía en cuevas, de viejas enlutadas, de niños mendigos, de fiestas con charanga, de familias andando por la carretera bajo el esqueleto de un castillo. Y también de curas con sotana, de campesinos en burro, de charlatanes de feria, de lidia de vaquillas en los pueblos, de monjas que viajaban en tartana, de baile agarrao los domingos.
Dice Carlos que siempre ha procurado alternar sus fotografías de paisajes y pueblos con retratos familiares. Son preciosas las de sus hermanas Pilar y María Ángeles, sus autorretratos, Luis Buñuel en un bar de Chinchón. O bien la del grupo El Paso -Rafael Canogar, Leopoldo Pomés, Antonio Saura, Manolo Millares- ante una sombrerería barcelonesa que enseguida iba a convertirse en la galería Joan Prats. Promete Carlos seguir rescatando sus fotos de las décadas posteriores. Su profesión no le ha impedido seguir cultivando la fotografía (y más cosas, pues ha publicado hace poco su primera novela). Seguro que su archivo puede contar la historia de medio siglo. "Para bien de España", como solía decirse al pie de las instancias en los años que su exposición nos hace revivir.
