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Los marinos del 'Kursk' murieron quemados y atrapados en un complejo sistema de escape

El diseñador del submarino nuclear hundido reconoce los defectos en las vías de salida

Las oraciones de las viudas de los marinos del Kursk, que rogaban buen tiempo para que los buzos pudieran continuar sus labores en el mar de Barents y recuperar los cuerpos de la novena cámara, no han sido atendidas por el momento. La tormenta ha impedido a los buzos trabajar y la operación ha sido suspendida. El almirante Viacheslav Popov dijo que se espera que mañana por la tarde mejore el tiempo y que los buzos volverán a entrar en el submarino nuclear en busca de la veintena de cuerpos que debe haber en las cámaras de popa.

Tormenta en la zona

Popov, el comandante de la Flota del Norte, a la que pertenecía el Kursk, además de anunciar el aplazamiento de las operaciones, se refirió a los 23 marinos que sobrevivieron a las primeras horas de la avería. "Como submarinista, pienso que perecieron, a más tardar, el 13 . Pero ésta es una opinión personal; cuándo realmente murieron será determinado por los especialistas del laboratorio forense". Este laboratorio ha sido desplegado especialmente en la base naval de Severomorsk para realizar la identificación de los cuerpos. Afortunadamente, muchos marinos podrán ser identificados por sus chapas o el número que llevan en sus trajes antirradiactivos. El problema surgirá si aparecen sólo fragmentos de los cadáveres, y entonces habrá que recurrir a las pruebas de ADN.El almirante dio los primeros detalles que permiten, si no reconstruir, al menos imaginarse con más precisión el infierno que debieron haber vivido los marinos que no perecieron en los primeros minutos de las explosiones que hubo en el Kursk.

Así, algunos cuerpos presentan huellas de quemaduras, lo que indica que hubo un incendio. También tienen lesiones y contusiones de diverso carácter, probablemente causadas por las cajas y los equipos que se desprendieron de sus sitios habituales cuando el submarino se estrelló contra el fondo del mar y se prudujo una segunda explosión, mucho más potente que la primera. Así, el buzo se demoró dos horas en sacar el último de los cuerpos, que se encontraba aplastado por cajones y equipos.

Todos se preguntan ahora por qué los marinos que trataron de salir por la escotilla de escape que se encuentra en la novena cámara no lograron hacerlo. Al hecho de que podían estar heridos y contusionados se une el que el sistema de escape, como reconoció Ígor Spasski, experto principal de Rubín, la empresa diseñadora de los submarinos del tipo Kursk, "es bastante complejo". "Ahora estamos trabajando para simplificarlo", agregó el diseñador.

Por cierto, entre las instrucciones dadas a los buzos figura la recomendación de no mirar las caras ni examinar con atención los cuerpos que recuperan. Ello se explica porque sus aspectos pueden provocar un choque psicológico debido a que, después de más de dos meses en el agua, están irreconocibles. Entre los especialistas que hay en la Regalia figuran tres psicólogos, precisamente para atender a los buzos.

La tormenta en la zona del naufragio era ayer de seis-siete grados, con fuertes vientos: 22-25 metros por segundo. La agitación del mar es tal que el buque antisubmarinos Almirante Chabanenko, donde se encuentra el mando de las operaciones, perdió su ancla, de cuatro toneladas, después de que se rompiera su cadena de acero, de 100 metros. En Múrmansk ha nevado y la temperatura cayó a un grado bajo cero.Los helicópteros no pueden volar a la plataforma noruega Regalia, desde donde descienden los buzos y adonde llevaron los cuatro cuerpos encontrados el jueves. Ese mismo día, los restos de esos marinos debían haber sido trasladados a Severomorsk, donde para hoy estaba prevista la ceremonia fúnebre. Pero el tiempo lo impidió y la ceremonia ha tenido que ser aplazada, por ahora, hasta mañana. De momento, en la iglesia de la base naval se oficiaron misas fúnebres por las almas de los cuatro marinos recuperados desde la novena cámara. Habrá una concentración en la plaza de la Valentía, junto adonde está el legendario submarino K-21, que ganó 17 combates durante la II Guerra Mundial.

Aunque las operaciones en el mar de Barents fueron suspendidas ayer, los especialistas de la empresa Rubín sí trabajaron en una de las bahías de la península de Kola con un submarino gemelo del Kursk para determinar la manera más eficaz de penetrar en la novena cámara para rescatar los cuerpos de los 19 marinos que todavía debe haber allí. La tarea será sumamente compleja, y el almirante Popov lo advirtió claramente. "Creo que no lograremos sacarlos a todos", señaló. A última hora de ayer se tomó la decisión de, en cuanto el tiempo lo permita, entrar en la cámara donde se encuentran los cuerpos no sólo a través de la compuerta que hay entre la octava y la novena, sino también directamente en la novena, para lo que abrirán un agujero de un metro por 1,20 o mayor. Los padres del marino que escribió en el Kursk sobre la tragedia, Dmitri Koléshnikov, que viven en San Petersburgo, debían haber llegado ayer a Severomorsk, junto con su otro hijo, Alexandr, y la viuda. Pero, debido al mal tiempo, no pudieron volar, y se espera que arriben en la noche de hoy.

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