El euro se dispara tras anunciar EE UU que su economía ha sufrido un fuerte frenazo
La economía de EE UU dio ayer un sorprendente frenazo. El Gobierno anunció que, después de meses de un fuerte crecimiento que hacía palidecer a las economías europeas, el producto interior bruto (PIB) subió sólo un 2,7% en el tercer trimestre de este año, la mitad del ritmo que llevaba sólo tres meses antes. Pero los mayores efectos de este mal dato en EE UU se produjeron al otro lado del Atlántico. El euro repuntó de forma espectacular, y en apenas unas horas pasó de valer 0,8230 dólares, un nuevo mínimo histórico, a cotizar a más de 0,84, una ganancia del 2,4%.
Cifra preliminar
La eufórica reacción de la moneda única hace buenas las explicaciones de la mayoría de expertos, que desde hace meses explican su debilidad y sus continuos revolcones a manos del dólar por la vitalidad de la economía de Estados Unidos, frente al escaso atractivo y oportunidades de crecimiento que ofrecen los países del Viejo Continente.Por ello, el dato de que la economía estadounidense ha comenzado a enfriarse, tal como venían anunciando los principales indicadores en las últimas semanas, proporcionó alas al euro, algo que no habían logrado las declaraciones de apoyo a la moneda única de los responsables monetarios y políticos europeos.
Dos razones
El mal dato para Estados Unidos fue acogido ayer por el resto del mundo con verdadero alivio. "Un crecimiento más suave y equilibrado de la economía americana será muy positivo para el entorno económico internacional", según el servicio de estudios de Caja Madrid, ya que proporcionará un alivio a la espiral de depreciaciones del euro, reducirá las presiones que los altos precios del petróleo ejercen en Europa, y aleja el temor de nuevas subidas de tipos en Estados Unidos.
El frenazo de la economía norteamericana se debe sobre todo a la estricta política monetaria de la Reserva Federal, que ha preferido contener el crecimiento para evitar posibles tensiones inflacionistas. El banco central norteamericano ha elevado los tipos en seis ocasiones entre junio de 1999 y mayo de este año, pero en sus tres últimas reuniones ha preferido dejar las cosas cómo estaban. "Preveemos que la economía siga creciendo a un ritmo más lento en el próximo año y medio", dijo el jefe de la Reserva Federal de San Francisco, Robert Parry, hace unos días en Los Ángeles.
Aun así, el dato del PIB conocido ayer constituyó toda una sorpresa. Se esperaba al menos un crecimiento de entre el 3% y el 3,6%, que finalmente se ha quedado en un 2,7%, una cifra muy inferior al segundo trimestre de este año, cuando la economía batió récords al alcanzar el 5,6%. Los últimos resultados son los más bajos desde comienzos de 1999. La cifra difundida ayer es una primera estimación oficial, a la que seguirán otras dos cifras, que tradicionalmente en Estados Unidos se revisan al alza. Pero no parece que el dato definitivo, cuando se conozca, cambie fundamentalmente el panorama.Y el panorama es que el diferencial de crecimiento de las economías de la Unión Europea y Estados Unidos se vaya reduciendo, lo que ayudará a rescatar al euro de la sima: desde su introducción, el 1 de enero de 1999, hasta el jueves, la moneda única había perdido casi un 30% frente al dólar. Sin embargo, ayer, en apenas unas horas, el euro recuperó un 2,5%, todo a partir de las 16.30, hora española, cuando se dio a conocer el dato del PIB en Estados Unidos (ver gráfico). El cambio oficial que cada día establece el Banco Central Europeo (BCE) no reflejó el giro radical de tendencia de la divisa europea, ya que se fija sobre las dos de la tarde, demasiado pronto para recoger las influencias que llegan del otro lado del Atlántico.
Aún así, el cambio oficial quedó en 0,8324 dólares, por encima del del día anterior (0,8252), aunque a última hora, el euro cotizaba ya a 0,8444. Un dólar valía así 197 pesetas, por debajo de las más de 200 que llegó a costar dos días antes.
Aparte de la fuerte subida del precio oficial del dinero en EE UU en los últimos meses, el frenazo del PIB de ayer se explica también por la disminución de los gastos federales y una menor inversión en la construcción de casas nuevas, motivado sobre todo por la caída de los mercados bursátiles: los estadounidenses se sienten psicológicamente más pobres y gastan con menos alegría. "Unas de las razones por las que está ocurriendo esto es que los mercados no han estado subiendo durante esta época", según Parry. El Dow Jones ha perdido casi un 10% este año mientras que el índice tecnológico Nasdaq ha caído de casi un 20%. Los resultados de ayer fueron recibidos con alivio por Wall Street. Los mercados esperan que la Reserva Federal siga manteniendo los tipos de interés, actualmente del 6,5% (su nivel más alto desde 1991), en su próxima cita del 15 de noviembre. El Dow Jones ganó un 2,03%, 210,50 puntos, al cierre y el Nasdaq se anotaba una subida moderada del 0,19%.
A diez días de las elecciones presidenciales, la Casa Blanca se atribuyó los méritos de la política de la Reserva Federal. "Es un crecimiento fuerte, que demuestra que nuestra estrategia económica es acertada", dijo ayer el portavoz del Gobierno, Jake Siewert. "La política presidencial de inversiones inteligentes, apertura al comercio exterior y reducción de la deuda pública está funcionando".
Los datos de ayer sirven para que el vicepresidente Al Gore y candidato demócrata pueda seguir vendiendo como baza electoral la bonanza que vive Estados Unidos desde que llegó Bill Clinton al poder.
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