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Los musulmanes rezaron ayer por último día en la mezquita de Arc del Teatre

Los musulmanes barceloneses rezaron ayer por última vez en la diminuta mezquita de la calle del Arc del Teatre. Está previsto que la plegaria del viernes de la semana próxima puedan efectuarla ya en el nuevo local que la parroquia de Sant Agustí, situada en el barrio del Raval, les prestará provisionalmente hasta que dispongan de dependencias definitivas. Desde la sede del arzobispado se eludió ayer realizar ninguna declaración al respecto, pese a admitir que están al corriente de la alternativa que se brinda a los musulmanes en la casa parroquial. La jornada se desarrolló sin incidentes, pese a que muchos fieles acudieron a la plaza de Sant Jaume -donde se desplegó un impresionante dispositivo policial- porque desconocían que la concentración para exigir un lugar de culto digno había sido desconvocada.Los responsables de la comunidad islámica Camino de la Paz velaron para que se cumpliera a rajatabla el acuerdo alcanzado horas antes con la Generalitat y el Ayuntamiento de impedir que la vía pública se convirtiera en lugar de culto.

Mas explícitos se mostraron algunos portavoces musulmanes al agradecer el gesto que la Iglesia católica ha tenido con ellos, y admiten que rompe algunos esquemas que muchos tenían. El hecho de que dos confesiones que a lo largo de la historia se han dado la espalda sean capaces de compartir un espacio está siendo muy debatida.

Para la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), el jueves fue un día aciago. La prohibición de la Subdelegación del Gobierno en Barcelona que les impedía realizar la protesta en la plaza de Sant Jaume les dejaba muy poco margen para avisar a los grupos que se desplazaban de otras ciudades. Los miembros de algunas entidades colocaron carteles desconvocando a los creyentes de la religión de Mahoma que residen en Barcelona, especialmente en Ciutat Vella, donde se concentra el mayor número de inmigrantes. Sin embargo, la mayoría daba por bien empleado el esfuerzo realizado una vez conseguido su propósito de disponer durante dos meses y medio de un local digno para el rezo.

En el seno del colectivo musulmán no todas las comunidades vieron con buenos ojos la decisión de la FEERI de presionar a las administraciones saliendo a la calle para no crispar las relaciones cordiales que quieren mantener con el país que les acoge. Nawaz Keyani, presidente de Camino de la Paz, expresó ayer su satisfacción por las gestiones realizadas por las instituciones para conseguir una sala con una capacidad para más de 500 personas.

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