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Belgrado y África

Ya sea la brisa de Belgrado o el milagro de la moderna tecnología de la comunicación, el derrocamiento popular de un tirano en la Europa suroriental reverbera en la distancia y llega hasta un distante continente. La expulsión del poder de Milosevic tras intentar robar unas elecciones en Yugoslavia ha proporcionado un modelo para la destitución del general Robert Guei, que intentó un robo todavía más tosco en Costa de Marfil, y ha dado nuevo impulso a los oponentes de Robert Mugabe (...). Ambos acontecimientos son muy alentadores. Sugieren que la más profunda enfermedad de África, el hábito de muchos de sus gobernantes de tratar el poder como el cofre de un tesoro personal en vez de como una obligación hacia todo su pueblo, no es incurable. Ofrece un nuevo punto de partida para dos países que habían caído lejos y rápidamente de sus papeles previos de estandartes de ex colonias francófona y anglófona, respectivamente. (...) Pero a la partida del general Guei no seguirá automáticamente la democracia. (...)África ha experimentado demasiados vientos de cambios insatisfechos. Esperamos que mejoren las cosas cuando los viejos líderes de la primera generación posindependencia, de la que Mugabe es el último representante, se vean obligados a dejar el poder. Mobutu llevó al Congo al mayor despotismo hasta que fue expulsado del poder en 1997. A su partida, desgraciadamente, siguió la guerra en la que el Zimbabue de Mugabe y media docena de otros países están todavía implicados. Dejemos que la brisa de Belgrado se convierta en tempestad.

Londres, 26 de octubre

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