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Bruselas teme que el euro continúe su caída tras el nuevo mínimo histórico registrado ayer

Carlos Yárnoz

El euro no levanta cabeza frente al dólar. La moneda europea registró ayer otro mínimo frente al billete verde norteamericano, cuando el Banco Central Europeo (BCE) fijó el cambio oficial en 0,8252 euros por dólar, si bien durante la jornada llegó a situarse en 0,8228. La nueva caída del euro se produce en medio de constantes rumores sobre una posible intervención concertada a favor de la moneda única. En la Comisión Europea, sin embargo, se auguran más bajadas y se limitan a señalar que "la intervención es un instrumento que se puede utilizar en cualquier momento".

El nuevo descenso en la valoración del euro supone un cambio de 201,6 pesetas por dólar, una cifra inimaginable hace 22 meses, cuando la moneda única valía en el momento de su nacimiento un 30% más que ayer frente al billete verde.Pero la bajada de ayer tampoco originó reacción oficial alguna por parte de la Comisión Europea. Gerassimos Thomas, portavoz de asuntos económicos y monetarios, se limitó a insistir en que la moneda única está "infravalorada" y que no refleja el hecho de que las previsiones sobre los principales datos económicos en Europa siguen siendo muy optimistas.

[En la misma línea y desde Madrid, el consejero del BCE, Eugenio Domingo Solans, sumó su voz a quienes auguran un futuro mejor a la divisa europea y señaló que las perspectivas de la divisa son "positivas" y los ahorros de los europeos "están garatizados". Domingo Solans agregó que "las perspectivas económicas de la zona euro son muy favorables a pesar del encarecimiento del crudo"].

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, afirma que Europa crecerá este año por encima del 3,4% y superará el 3% en 2001 pese a la subida del petróleo y de los tipos de interés. "Un euro es un euro; ésa es la realidad, y la depreciación frente al dólar no tiene una gran significación desde una perspectiva interna", comenta Solbes en una entrevista publicada por el diario Liberation.

Rumores

Frente a estas posiciones, otras fuentes comunitarias temen que en los próximos días se produzcan más depreciaciones. Pese a los constantes rumores sobre una posible intervención concertada del BCE, el Banco de Japón y la Reserva Federal estadounidense, esas mismas fuentes consideran que difícilmente EE UU acudirá de nuevo en ayuda del euro hasta que hayan pasado las elecciones estadounidenses. Además, la primera intervención de hace un mes sólo originó un pequeño repunte del euro. La debilidad del euro, además, está originando en el seno de la UE más y más críticas al presidente del BCE, Wim Duisenberg, quien ayer eludió en Alemania comentar las constantes bajadas del euro y se escudó en las buenas perspectivas económicas de la zona euro para decir que los negativos efectos de estas semanas sobre la moneda europea son "coyunturales". Duisenberg, por otra parte, reconoció "que la inflación en la zona euro se mantendrá por encima del 2% por más tiempo del previsto".

También en España se criticó veladamente al BCE. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguró ayer que las autoridades monetarias europeas "no hablan con una sola voz, y eso perjudica a la divisa europea en los mercados internacionales". Entretanto, y como se temía, la reunión del G-20 en Montreal concluyó ayer sin que el comunicado final incluyera mención alguna de apoyo al euro.

Sólo el ministro francés de Economía y Finanzas, Laurent Fabius, aseguró en París que el euro tiene "un margen de apreciación del 20%" y que, pese a tratarse de una "una moneda joven", su existencia ya ha servido para proteger a otras monedas frente a crisis recientes. Para Fabius, el euro es débil porque, entre otras razones, aún no está en los bolsillos de los ciudadanos, hecho que se producirá en enero de 2002, coincidiendo con el semestre de presidencia española de la UE.

Más respaldo

Ante estas reacciones, los expertos insisten en que la moneda europea necesita más respaldo político por parte de las autoridades comunitarias y de los países de la UE, así como una mayor coordinación con el BCE. Pese a ello, repiten que la situación refleja un hecho: los inversores apuestan más por la economía norteamericana que por la europea.El nuevo mínimo del euro coincidió con otro dato negativo. Según el último Eurobarómetro difundido ayer, que recoge los resultados de una encuesta realizada a 14.900 personas entre abril y mayo, sigue descendiendo el número de europeos que apoya a la moneda única. La tendencia, aunque ligera, es continua desde el otoño de 1998. Entonces, un 64% de ciudadanos europeos se mostraba partidario de la moneda única, frente a un 25% en contra.

Según el último Eurobarómetro, el euro es apoyado por el 58% de europeos, mientras un 33% lo rechaza. En algunos países como España, sin embargo, la tendencia es la contraria. Así, en el otoño de 1999, un 72% de españoles apoyaba el euro, porcentaje que en la primavera de este año ha subido al 75%. El porcentaje de ciudadanos españoles que rechaza la moneda única, un 18%, no ha variado entre esos dos sondeos.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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