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Fischer busca calmar a los países pequeños y dice que Alemania no dominará a la UE

Pilar Bonet

Con la vista puesta en los temores de los pequeños Estados ante las reformas del sistema de decisiones de la Unión Europea, el ministro de Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, reiteró ayer que su país no trata de lograr una posición de hegemonía y es fiel a las constantes que han caracterizado la historia de la República Federal de Alemania, a saber, "auto limitarse", "ser previsible" y "vincularse a los intereses europeos". Fischer se expresó así en una conferencia de prensa en la que hizo un análisis de los dos primeros años de su gestión al frente de la diplomacia alemana. Fischer lanzó un mensaje bastante explícito a los pequeños países, que podrían bloquear la conferencia intergubernamental de Niza, en dos ocasiones a lo largo del día; la primera, en la conferencia de prensa, y la segunda, por la noche, en un acto dedicado a la política exterior. Este último acontecimiento, anunciado casi como un espectáculo en carteles callejeros, llenó hasta los topes el Konzerthaus, una sala de conciertos con capacidad para 1.400 personas.

Fischer admitió que la Alemania reunificada desempeña un papel más activo en Europa y afirmó que "eso no hace las cosas más fáciles". Según el ministro, hay que evitar que se crea que Alemania actúa como motor europeo en nombre de "intereses nacionales" de carácter exclusivos o bien se alía con Francia para defender los intereses de los dos países más grandes de la Unión Europea. "Hay que ver la política exterior alemana como una contribución a la política exterior europea", manifestó Fischer.

El ministro abogó además con vehemencia a favor de que Polonia sea uno de los primeros países candidatos que se incorpore a la Unión Europea "como más tarde en el 2005".

Fischer habló de "unión de Europa" y situó así este concepto por encima de la idea de "ampliación". En Europa, señaló, no pueden coexistir la "lógica de la integración" y la "lógica del nacionalismo", señaló. A juicio del ministro, esta división artificial acabaría perjudicando a la Europa de la integración.

El ministro se mostró optimista ante la conferencia intergubernamental que se celebrará en Niza en diciembre. Si Niza es un éxito y produce un "bebé robusto envuelto en pañales", se podrá comenzar entonces una "fase muy interesante" marcada por el debate constitucional. Esta fase abocará a una conferencia intergubernamental en el año 2004, para dividir competencias entre los distintos niveles de decisión de la Unión Europea.

Fischer insistió en que la transferencia de competencias a Europa exige que ésta tenga mecanismos de decisión más transparentes. "Europa necesita incrementar su legitimidad con mecanismos más democráticos y de más eficacia", concluyó.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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