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Crítica:TEATRO - 'LA NOVIA DEL PRÍNCIPE'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Episodios nacionales

Se levanta el telón, y hay una salita de estar en un pueblo de Mallorca donde están, muy ostensibles, los retratos de Lenin y Stalin, el Che Guevara, Fidel Castro y no recuerdo si alguien más. El dueño de la casa (Juanito Navarro) es un rojo: y además, bruto, intrasigente, intolerante y nudista. A pesar de esos retratos, se declara ácrata, de Bakunin: no sé si la ignorancia es del autor o forma parte de la descripción de lo imposible que puede ser un rojo inteligente y serio. En la casa vive su esposa, su hijo y el novio de su hijo, que son pareja de hecho y están poniendo música a El capital: una criada enferma de Alzheimer y, en fin, llega una hija despampanante que es modelo de postín: la actriz Natalia Robles, que podría serlo con muy pocos kilos menos, y sin duda con más dotes para el silencioso desfile que para hablar en un escenario. Esta querida señorita da una noticia tremenda: tiene novio, y ese novio es Felipe de Borbón. Una tragedia en la casa de un rojo. Pero en el fonmo todos los republicanos están deseando formar parte de la monarquía, y que la chica emparente bien. Porque todo es falso: bajo las encuadernaciones de libros marxistas hay colecciones de Hola -la madre prefiere Telva-, y padre y madre se habían casado por la Iglesia y en secreto. Lo que es la vida.Se abre la puerta y llega el príncipe Felipe. El joven actor Vicente Moraleda es exactamente igual al Príncipe de Asturias, hasta el punto en que hace pensar en la larga lista de actores borbónicos que hubo en la monarquía anterior, en la de Alfonso XIII, cuando no había anticonceptivos y algunas damas del teatro estaban dispuestas a recibir el favor real. Sin duda, en este caso no es así. Es un doble: no muy actor, pero, vaya, en los gestos y las sonrisas interpreta bien a su personaje. La situación queda así: la familia real no tiene nada que oponer a la boda del heredero con una villana, pero el padre del rojo, sí. La historia resuelve la cuestión: hay unas elecciones y se proclama la III República. La familia real no tiene que salir de España, le ha sido necesario adaptarse a la democracia y al trabajo y vive pobremente. Felipe es profesor de una escuela de vela, pero no gana bastante para poder mantener a su esposa: no se casa y la chica tiene que seguir trabajando de modelo y eso él lo acepta mal: no como príncipe, sino como hombre. Él querría hacer algo más: su verdadera vocación es escribir y, en efecto, gana un premio de novela con una que ha escrito en colaboración con su madre, la ex reina Sofía.

La novia del príncipe

De Juan José Alonso Millán. Intérpretes, Íñigo Tricio, Juanjo Alia, Perla Cristal, Mari Begoña, Juanito Navarro, Natalia Robles, Vicente Moraleda. Escenografia, Ricardo Vallespín. Iluminación, Vallespín y F. Sáenz. Dirección, Juan José Alonso Millán. Teatro Real Cinema.

Con ese dinero ya se puede casar, y la niña dejar de ser modelo y dedicarse a las labores del hogar. El padre rojo es ahora alcalde de Palma y riquísimo. No se dice que haya robado, o prevaricado, o falseado nada: pero es inmensamente rico, y ayuda a la familia ex real.

Pasen, pasen y vean: es así. No exagero: mas bien modero. El autor dice en el programa que cree haber hecho algo verosímil: "un retazo de la historia de España que pudo haber resultado así. No ha ocurrido, pero..."

Dice también que con esta lleva estrenadas setenta y tres comedias. No he tenido el placer de verlas todas, pero sí muchas en su gran época, cuando hacía un teatro cómico y valioso que hacía reír mucho. Sin haberlas visto, estoy seguro de que las setenta y dos anteriores fueron mejores.

También dice que lo que le importa es hacer reír. Lo consigue. Creo yo que el público del jueves por la tarde estaba un poco sobrecogido por la presencia de un Borbón, o de un ninot de Borbón, en escena: pero podía reírse a gusto del rojo. Que, en el fondo, tampoco es mala persona. Sólo un poco chorizo, bastante falso: ya se sabe como son esos.

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