Dimite el responsable de organización de los conservadores alemanes
La Unión Cristiana Democrática (CDU) anunció ayer el primer relevo en la nueva generación de dirigentes elegidos para superar la crisis y la impronta de Helmut Kohl. Seis meses después de su nombramiento, el secretario general de la CDU, Ruprecht Polenz, de 54 años, ha renunciado a una labor que no satisfizo ni las expectativas de la presidenta, Angela Merkel (que le propuso), ni las de los partidarios de una política más combativa frente al Gobierno rojiverde.
Polenz y Merkel anunciaron ayer conjuntamente la dimisión e insistieron en presentar el hecho como una decisión común. Ambos dieron explicaciones nebulosas y se abstuvieron de profundizar en la causa de la dimisión, a saber, las discrepancias sobre la manera de entender la función de secretario general y el estilo de Polenz. Merkel agradeció los servicios prestados, dijo haber trabajado muy a gusto con Polenz y se negó a "entrar en detalles" sobre el brusco final de un trabajo en común que calificó como "una de las mejores experiencias de mi vida política". Polenz dijo dimitir "por el bien del partido" y explicó que se ve a sí mismo "como un constructor de puentes" y no "como cabeza de lanza". Con estas dos metáforas, el político dio pistas sobre las dos líneas que se enfrentan en la CDU. Polenz era partidario de "hacer propaganda de forma tranquila" y evitar directrices a las organizaciones locales. Otros sectores de la CDU, en cambio, hubieran querido su propia versión de Franz Müntefering, el veterano secretario general del Partido Social Demócrata alemán (SPD).
Merkel anunció ayer la designación de Laurenz Meyer, de 52 años, hasta ahora vicejefe del grupo parlamentario democristiano en el land (Estado federado) de Renania del Norte-Westfalia. Meyer es considerado un político leal, capaz de cederle su puesto de jefe del grupo parlamentario a Jürgen Rüttgers cuando éste perdió las elecciones regionales en mayo. Se ha caracterizado por su combatividad y su capacidad para encontrar temas embarazosos para el Gobierno rojiverde de Renania del Norte-Westfalia. Meyer es economista, ejerce como tesorero del partido en Renania del Norte-Westfalia y, en pleno escándalo financiero de la CDU, puso la contabilidad de su organización a disposición de la prensa.
Medios de la CDU opinaban ayer que Polenz había sido convertido en chivo expiatorio ante la incapacidad de solucionar otros problemas más graves de la CDU, como el "comportamiento torpe" del jefe del grupo parlamentario, Friedrich Merz, y las dificultades de la presidenta para concentrarse en formular nuevos contenidos. Las meteduras de pata de Merz han provocado irritación interna en el partido. Entre las últimas está el anunciar que la emigración será tema de las elecciones de 2002 y el afirmar que los emigrantes deben adaptarse a la "cultura dominante alemana". Merkel se ha distanciado de Merz al considerar prematuro el anuncio de los temas electorales.
Más allá de la fachada oficial, la moral de combate en el partido de Kohl es más bien baja. "Más tarde o más temprano, Angela Merkel deberá imponerse y mostrar que en el partido sólo hay una presidenta", señalaron los medios. "El problema no está en el secretario general. Para poder atacar al Gobierno, hay que tener posiciones desde donde hacerlo. Y mientras la CDU luchaba con la herencia de Kohl, el Gobierno rojiverde ha ocupado muchas de ellas".
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