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La subasta de licencias de móvil UMTS desata un escándalo político y empresarial en Italia

El Gobierno italiano vendió la piel del oso antes de cazarlo y ayer pagó las consecuencias. La prematura retirada del grupo Blu (British Telecom, Autostrada y Benetton) de la subasta de seis licencias de telefonía móvil multimedia (UMTS) provocó un escándalo y obligó a Giuliano Amato a convocar urgentemente a varios ministros de su gabinete para estudiar si se repetía la operación, opción finalmente descartada. El abandono de Blu, tras sólo dos accidentados días de pujas, deja a cinco consorcios (entre ellos, Telefónica) para cinco licencias y supone que la recaudación prevista por el Gobierno italiano se haya quedado en 12.160 millones (2,02 billones), menos de la mitad de lo previsto (25.000 millones de euros, 4,15 billones de pesetas).

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El abandono de un competidor en la subasta de licencias de telefonía móvil UMTS dejó automáticamente las cinco licencias en manos de los restantes cinco aspirantes. Los adjudicatarios son Omnitel (de la británica Vodafone), que ofreció 2.448 millones de euros; Ipse 2000 (encabezada por Telefónica y la finlandesa Sonera), con 2.442 millones; Wind (de la eléctrica italiana Enel y France Télécom) y Andala (controlada por el grupo financiero Hong Kong Hutchinson Whampoa y la italiana Tiscali), con 2.427 millones cada una, y Tim (Telecom Italia), que dejó su puja en 2,138 millones de euros. La cantidad ofertada por los ganadores suma 12.160 millones de euros (2,02 billones de pesetas). A esa cifra hay añadir unos 300.000 millones de pesetas que habrán de pagar las empresas que no contaban con licencias de móviles, es decir Ipse 2000 y Andala.

La recaudación está muy lejos de los 25.000 millones de euros que esperaba obtener el Ejecutivo italiano tras al menos 10 días de pujas, a la vista de los 50.000 millones que se recaudaron en Alemania con seis licencias. Sin embargo, sólo ha habido dos días de puja. En cualquier caso, la cantidad recaudada es 25 superior a la obtenida en España por el concurso de cuatro licencias (86.000 millones de pesetas).

Para el Ejecutivo italiano se trata de un gravísimo revés económico y político. El Gobierno de Amato hubo de hacer frente a un aluvión de críticas procedentes de la oposición, de los sindicatos y de buena parte de los socios de coalición, por la "errónea" planificación de la venta de las licencias. Desde la oposición se pidió la dimisión de Amato, mientras las asociaciones de consumidores y algunos grupos opositores reclamaron que se anulara porque consideran que Blu ha participado en interés del resto de concurrentes. Renato Soru, número uno de Andala, rechazó enérgicamente la existencia de ningún acuerdo con Blu. También lo hizo uno de los socios de Telefónica, el presidente de la empresa municipal de servicios de Roma ACEA, Fulvio Vento, quien aseguró que el comportamiento ha sido "ortodoxo y transparente".

La respuesta en la Bolsa fue muy positiva para los consorcios en juego. Sonera ganó el 12,93%; Tiscali, el 10,35%; Telefónica, un 0,23%; France Télécom, el 5,01%; y Telecom Italia, un 3,58%.

La respuesta gubernamental a esta espectacular polémica fue inmediata. Amato reunió al comité de ministros encargado de supervisar la subasta (Economía, Administraciones Públicas, Defensa, Comunicaciones e Industria) para estudiar si repite la operación y recortar el número de licencias. Tras casi seis horas de debate, el Ejecutivo decidió ratificar la concesión de las cinco licencias a los cinco candidatos que quedaron. Amato las dio válida "ante la insuficiencia de instrumentos que consientan la revocación de la misma", según explicó él mismo. No obstante, anoche se barajaba la posibilidad de que la Fiscalía de Roma abriera una investigación para aclarar el comportamiento de Blu.

La situación era complicada.Amato estaba entre dos fuegos. De un lado, las presiones políticas y los sindicatos para que se repitiera. Del otro, los consorcios que han participado en la subasta amenazaban con no concurrir a una nueva edición. Las posibilidades de anular la subasta eran consideradas escasas desde el punto de vista legal por diversos analistas.

Al final se impuso este criterio. El Ejecutivo tendrá que contentarse con la mitad de la suma esperada, ya virtualmente invertida en algunos proyectos que se incluyen en los Presupuestos de 2001. Los más cautos habían advertido ya de los riesgos de "vender la piel del oso antes de haberlo cazado".

Los líderes del centro-derecha se apresuraron a criticar al Gobierno de Amato, por su "impericia" en la gestión de la subasta, e incluso a reclamar su dimisión. El nuevo candidato del Olivo, Francesco Rutelli, respondió subrayando que dentro de Blu figura Mediaset, el grupo de televisión privada controlado por el líder de la oposición, Silvio Berlusconi, lo que pone en evidencia el flagrante conflicto de intereses que se hubiera producido de ser éste presidente.Pero incluso dentro del centro-izquierda, se exigieron responsabilidades al ministro de Comunicaciones, Salvatore Cardinale. Según Mauro Paissan, portavoz de Los Verdes en el Senado, "algo huele a podrido".

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