El día uno después de Curro Romero
"No me ha sorprendido que Curro Romero anunciara su retirada. Ahora siento pena y alegría. Pena porque se va un torero distinto, ilusionante, puro. Alegría porque un amigo mío se retira de los toros y se le nota que está feliz". Antonio Sivianes preside la peña taurina Curro Romero, fundada el año que el matador debutó como novillero, 1957, en Camas, su pueblo natal. Su opinión refleja el sentimiento de la afición sevillana, que, desde que oyó el domingo a su ídolo decir que se retiraba, no ha hablado de otra cosa.José Romero, otro de los miembros de la peña, recordó ayer la tarde del 19 de mayo de 1966, cuando Curro mató en la Maestranza seis toros de Urquijo a los que cortó ocho orejas. "Y dio una vuelta al ruedo sólo por la faena de capote. Fue inolvidable", apunta Sivianes. "Ahora sólo nos quedan los recuerdos".
Eduardo Canorea, empresario de la Maestranza, currista confeso, se mostró ayer triste. "Curro deja al currismo en la orfandad. Hace 40 años que le veo y ahora sólo puedo recordar sus faenas".
Todos los aficionados sevillanos esperaban la noticia, sabían que el momento estaba cerca, pero no tanto. Ramón Vila, cirujano de la Maestranza, amigo del torero, cree que nadie conseguirá ocupar el hueco que Curro deja. "Habrá otros que ganen el corazón de los aficionados, pero nadie como él". "No habrá un antes o un después de Curro, sino un siempre Curro", sentenció.
Gonzalito, mozo de espadas del torero, pensaba igual que Ramón Vila: "Yo creía que Curro iba a ser eterno, pero eso es imposible. Voy con él desde 1968 y es el mejor torero y la mejor persona que conozco". El veterano ayudante estaba ayer inquieto. "Me enteré de la noticia por la radio y todavía no he podido hablar con él. Está encerrado, sin teléfono, y nadie sabe nada de él. Sólo puedo esperar a que me llame".
La figura de Curro iba ayer de boca en boca como la de un fantasma. La forma de dar la noticia, en la soledad de su casa, muy acorde con su habitual hermetismo, tiene preocupados a sus adeptos. "Anoche debió llorar mucho. Por la radio se le notó muy afectado", asegura Sivianes que, de todas formas, ya se lo olía. "Yo tenía algo en la barriga desde que habló en la presentación del festival de Andex (que se celebró el domingo). Allí le preguntaron si su enfado con Canorea podía echarle de los toros y él dijo que, a lo mejor, el que decidía no torear más era él. Ayer fui a La Algaba intranquilo. A Curro le vi distinto, pensativo, ausente".
"Mientras preparábamos el festival, lo vi triste por lo que pasó con Canorea", decía ayer Morante de la Puebla, que compartió cartel con Curro en La Algaba. "Pero la edad será lo que más ha influido". Y es que Romero cumplirá 67 años el próximo mes de diciembre.
Morante es la otra cara de la moneda. Es joven y empieza a ganarse el favor de la afición sevillana. "Pero yo no quiero ser el sucesor de nadie, y de Curro menos. Me gustaría que la afición tenga conmigo la ilusión que tiene con él, pero el hueco que deja no hay quien lo rellene".
Los miembros de la peña de Camas opinan igual. "Seguiré yendo a los toros, pero no lo haré con la ilusión y la pasión con la que voy a ver a Curro. Los domingos de Resurrección en Sevilla ya no serán lo mismo", decía nostálgico Antonio Sivianes.
Canorea no cree que su reciente enfrentamiento con Romero por la ausencia del torero en la feria de San Miguel haya influido en la retirada del matador. "Curro dijo siempre que se iría de pronto, sin avisar, y ha cumplido su palabra. Curro ha sido fiel a sí mismo".
Fiel a su personalidad, Curro es siempre capaz de lo mejor y de lo peor. Sivianes recordaba ayer cuando dejó un toro sin matar en Madrid el 25 de mayo de 1967: "Pasó la noche detenido por la policía, en la Puerta del Sol. Salió a las once del día siguiente. Sólo le esperaba yo. Me abrazó, me dio un beso y me dijo: 'Vamos al hotel. Una ducha, y a triunfar esta tarde'. Unas horas después compartió cartel en Las Ventas con Paco Camino y Diego Puerta. Los tres salieron a hombros".
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