El centro de Sevilla, en el punto de mira de los terroristas
El centro de Sevilla es un laberinto de calles y callejones en el que pasar inadvertido es relativamente sencillo. Los terroristas asesinaron ayer al coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos en una de las principales arterias del casco histórico de la capital hispalense, Jesús del Gran Poder, esquina con Padre Cañete, y emprendieron su huida hacia el barrio de La Macarena, tras pasar por una zona habitualmente muy concurrida como la Alameda de Hércules. Los dos últimos asesinatos de ETA en Sevilla (el concejal del PP Alberto Jiménez Becerril y su esposa Ascensión García, el 30 de enero de 1998) se produjeron precisamente en uno de las angostas calles, Don Remondo, cuando el matrimonio volvía de madrugada a su vivienda. Los etarras siguieron a la pareja, que había estado en un bar de copas del centro, y la asesinó casi en la puerta de su casa.
Tras cometer el crimen, los etarras escaparon a pie por esos callejones. Cuando se produjo la detención del comando Andalucía se pudo comprobar que los etarras pudieron llegar a su piso prácticamente sin problemas. Este comando tenía su base de operaciones al principio de la calle José Laguillo, muy próxima al centro histórico.
Coche bomba
Antes de matar al concejal del PP y a su esposa, los etarras habían intentado asesinar a la entonces alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, con un coche bomba. La documentación aprehendida a los terroristas cuando fueron detenidos permitió saber que habían previsto matar a la ahora diputada del PP poco después de salir de su vivienda, en el Patio de Banderas, en pleno corazón de la ciudad, muy cerca de la catedral (en la avenida de la Constitución) y de la Plaza Nueva, en la que se encuentra la sede del Ayuntamiento hispalense. Un fallo en el mecanismo de la bomba impidió el crimen.Los últimos coches-bomba colocados por ETA a finales de la semana pasada en un barrio donde residen numerosos militares, alejado del centro, parecía un cambio de estrategia, pero con el asesinato de ayer se comprueba que los terroristas siguen viendo en el centro de la capital hispalense una zona donde su escapada tras cometer un atentado no es excesivamente complicada.
De hecho, ETA intentó una masacre poco antes de la Expo 92 en la plaza de la Gavidia con un coche cargado con explosivos, a escasos 100 metros de donde se produjo el atentado ayer. La detención del etarra Henri Parot cuando se dirigía a Sevilla impidió el atentado en una zona en la que hay un gran centro comerciale y donde entonces estaba la sede la policía.
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