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Todos los partidos reconocen que la heroica muerte de Companys le convirtió en un símbolo

Enric Company

A medida que pasan los años y se apagan los rescoldos de la guerra civil, la figura del que fue presidente de la Generalitat republicana, Lluís Companys i Jover (1882-1940), se agranda como símbolo del autogobierno catalán. En la conmemoración oficial del 60 aniversario de su fusilamiento por los franquistas en el castillo de Montjuïc, los representantes de todas las fuerzas políticas y de las instituciones catalanas subrayaron sobre todo la dignidad con que afrontó su muerte. Y que se le fusiló, sobre todo, por ser la encarnación del autogobierno catalán.

En los parlamentos de homenaje se recordó ayer que de las cinco principales autoridades de la Segunda República sólo el presidente de la Generalitat fue fusilado al término de la guerra civil. Y no porque Franco no intentara fusilarlos a todos, sino porque Companys fue el único que los nazis le entregaron.Los otros presidentes eran los de la República, del Gobierno español, de las Cortes y del Gobierno vasco.Companys fue, además de activista republicano y abogado defensor de sindicalistas, concejal del Ayuntamiento de Barcelona, diputado autonómico y presidente del Parlamento catalán, ministro del Gobierno republicano y, finalmente, presidente de la Generalitat en el convulso periodo de 1934 a 1940.

Por eso, las tres instituciones catalanas en las que desarrolló su actividad política acordaron una conmemoración conjunta del aniversario de su muerte. El Ayuntamiento de Barcelona descubrió ayer una placa en su sede en memoria de Companys. Fue un acto solemne y sencillo a la vez, realizado por el alcalde Joan Clos y la sobrina del presidente, Mercè Companys i Marca. Tomaron la palabra los portavoces de todos los grupos municipales para rendir su homenaje a Companys.

El jefe del grupo del Partido Popular (PP), Santiago Fisas,aportó en este acto una de las diferencias políticas respecto a la conmemoración de hace 10 años en ocasión del cincuentenario. Marcó las distancias con Companys como político republicano, dejando a los historiadores la valoración de su obra. Pero añadió que su partido "se suma al rechazo colectivo contra el procedimiento que le llevó a la muerte" y cerró su breve parlamento con esta afirmación: "Su heroica muerte le hace merecedor de nuestro respeto".

En el salón de Sant Jordi del palacio de la Generalitat se celebró a continuación el acto conjunto, en el que, ante unas 300 personas, intervinieron los historiadores Jaume Sobrequés, Francesc Vilanova, el alcalde Joan Clos, y los presidentes del Parlament, Joan Rigol, y de la Generalitat, Jordi Pujol.

Clos recordó que Companys llevó a cabo una activa gestión en el ámbito municipal y subrayó muy particularmente el impulso de políticas higienistas que eran una elocuente expresión del reformismo de la época. Rigol destacó que uno de los objetivos no conseguidos todavía desde la recuperación de la democracias es "la revisión de aquella parodia de juicio" que condenó a muerte a Companys. Admitió que "quizá la transición tuvo que ser como fue", pero agregó que "hoy todavía sufrimos las consecuencias de aquella represión mientras nadie se siente culpable de ella pese a que la historia los señale con claridad".

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Pujol señaló que Companys murió "por ser la persona que encarnaba la Generalitat", recordó que defendió la autonomía de las instituciones catalanas, incluso en la compleja situación de la guerra civil, "frente a unos y otros". Y destacó también que "se le podrán atribuir fallos y errores, pero no el de haber despreciado nunca la vida humana" en unas circunstancias tan trágicas como la guerra civil.

Al acto asistieron los presidentes de todos los grupos parlamentarios, Ramon Camp (Convergència i Unió), Pasqual Maragall (PSC-Ciutadans pel Canvi), Alberto Fernández Díaz (PP), Josep Lluís Carod (Esquerra Republicana) y Rafael Ribó (Iniciativa-Verds), miembros del Gobierno catalán, diputados y una amplia representación ciudadana.

Carles Ribas

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