Al cáncer se le vence en equipo
El cáncer es una lotería de la naturaleza a la que jugamos todos. También los niños, y si trágico es que se detecte esa fatal enfermedad en un adulto, mucho más cuando el afectado es un pequeño con toda la vida por delante. Se trata, evidentemente, de una situación especial que requiere de métodos especiales, como los que se emplean en la Unidad de Oncología Infantil del Hospital General de Alicante. El trabajo en equipo de un grupo de profesionales de diferentes estamentos (médicos oncólogos, especialistas de otras áreas de la salud, enfermeras, auxiliares, psicólogos y trabajadores sociales).Todos ellos unen sus fuerzas para echar un pulso al cáncer en niños. En Alicante se registran 30 nuevos casos anuales, cifra que está "dentro de lo que corresponde a la población de la provincia", según el doctor Carlos Esquembre, que junto a María Taso dirige la unidad. En el caso de Valencia, donde en el hospital La Fe funciona una unidad de oncología infantil desde hace 30 años, se baraja la cantidad de 156 nuevos casos por cada millón de niños.
Valencia es precisamente el lugar del que procede Esquembre. Trabajó en la unidad desde 1983, y decidió montar una en Alicante. "La elección de este hospital estuvo motivada porque existen unidades de cirugía pediátrica y de cuidados intensivos pediátricos", señala el médico. Y es que su experiencia le advertía de un requisito imprescindible para que el proyecto funcionara: el trabajo tenía que implicar a un equipo multidisciplinar, e involucrar a especialistas de otras áreas del hospital. Esquembre asegura que en los cuatro años de funcionamiento de la unidad, se ha conseguido.
Entre el 65 y el 70% de los niños que cura este equipo consiguen llevar una vida normal tras el tratamiento. El primer contacto con la familia, una vez se ha detectado la enfermedad en el niño, lo llevan a cabo los médicos. Con el lógico susto en el cuerpo, les llega el turno de visitar a la psicóloga.
Pilar Ramírez es la psicóloga de la unidad desde el principio. Durante el primer año, desarrolló la labor de forma altruista, pero esa situación inquietaba a Esquembre, que consideraba que lo correcto era que percibiera un sueldo. El dinero llegó primero de la Asociación Española Contra el Cáncer, hasta que el año pasado se hizo cargo la Asociación de Padres de Niños Oncológicos (Aspanion), una de cuyas trabajadoras sociales también forma parte del equipo.
A Pilar Ramírez llegan unos padres traumatizados por la noticia de la enfermedad de su hijo. En ese momento, la psicóloga ya conoce el diagnóstico y puede enfocar sus estrategias de acuerdo con la gravedad del niño. Según sea su actitud ante el problema, integran reuniones con otros padres o reciben atención individualizada. Desde luego, hay niños que fallecen, y para estos casos funcionan desde hace dos años grupos de duelo. En ellos, los padres y los hermanos encuentran un espacio donde exponer con total libertad su dolor.
Las trabajadoras sociales, una de Aspanion y otra del Hospital General, intervienen cuando se producen situaciones especiales. Por ejemplo, cuando uno de los progenitores debe dejar su trabajo para atender al pequeño, o cuando la enfermedad se ceba en una familia con problemas económicos.
Es un trabajo duro, y las enfermeras, que pasan mucho tiempo con los niños, lo acusan especialmente. Pero aseguran que merece la pena. "Aprendemos muchísimo de ellos", dicen. Una vez más, todos resaltan que el trabajo en equipo es fundamental. Y pese a que los resultados así lo indican, en España sólo funcionan unidades similares en 40 hospitales. "Tratar un cáncer es muy caro, y a veces nos dicen que no hay más recursos y que nos tenemos que apañar con los que tenemos. No entiendo que con la sanidad se tenga que ganar dinero", se lamenta Esquembre, y apunta: "No faltan recursos, sino que están mal distribuidos".
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