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Barak insiste en que lanzará sus tropas si Arafat no acaba hoy con la Intifada

Horas antes de que finalice su ultimátum, el primer ministro israelí y responsable de la cartera de Defensa, el ex general Ehud Barak, reforzó ayer el dispositivo militar en la frontera norte con Líbano y Siria, envió sus aviones a sobrevolar Beirut y desplegó tanques en Cisjordania y Gaza, donde se produjeron nuevos enfrentamientos con los palestinos, con el resultado de tres muertos (dos palestinos y un árabe de Nazaret). La situación no incomoda a este veterano militar, quien reiteró ayer el ultimátum lanzado a Yasir Arafat para que restablezca antes de que acabe el día de hoy la tranquilidad en los territorios autónomos.

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Pero, al mismo tiempo, el ex general, obligado por la presión internacional, trata de abrir vías de diálogo en todos los frentes militares, especialmente en Líbano, donde se negocia con Hezbolá, a través de mediadores, el canje de los tres soldados israelíes capturados el pasado viernes por 19 prisioneros libaneses. "Si nosotros no vemos en los próximos días el paro de la violencia, lo consideraremos como una decisión deliberada de la Autoridad Nacional Palestina y de Yasir Arafat de paralizar las negociaciones de paz, y entonces ordenaremos a las fuerzas de seguridad hacer cesar la violencia con todos los medios", volvió a amenazar ayer el primer ministro. El plazo acaba hoy por la tarde, al finalizar la fiesta religiosa más importante de la comunidad judía: el Yom Kipur (el Gran Perdón).Las palabras de Barak, haciendo redoblar los tambores de guerra, coincidían con determinadas decisiones militares adoptadas en las últimas horas, entre las que se encuentran el refuerzo de las tropas y el despliegue en numerosos puntos calientes de Cisjordania de tanques y blindados y la irrupción en Gaza de al menos otras dos decenas de carros de combate. El despliegue de tanques fue además especialmente importante en los alrededores del asentamiento judío de Pasgod, cerca de Ramala, donde los ultraortodoxos judíos tienen abierta la radio de agitación del movimiento colono, Arutz 7, encargada también en su día de impartir las consignas de asesinato del primer ministro Isaac Rabin.

La opción militar contra Líbano y Siria también permanece abierta. Barak envío ayer sus aviones de caza a Beirut, encargándoles una operación de propaganda: sobrevolar el cielo de la capital en vuelos rasantes, en velocidad superior a la del sonido, provocando el correspondiente estruendo y demostrando al mismo tiempo la vulnerabilidad de sus ciudadanos. Una operación que los residentes de Beirut consideran de rutina y a la que parecen ya haberse habituado. En cualquier caso, es más racional y humana que la propugnada por el ministro israelí Haim Ramon, que sugiere bombardear cada tres horas la ciudad libanesa hasta que Hezbolá libere a los tres soldados capturados. Los ataques aéreos fueron acompañados de un importante despliegue de fuerzas israelíes en la frontera internacional con Líbano y Siria.

Pero, junto con la dialéctica guerrera, Barak desplegó ayer esfuerzos negociadores en todos los frentes; culminaron con un "alto el fuego" en Gaza y la apertura de unas conversaciones, a través de la Cruz Roja Internacional y al parecer también con el Gobierno alemán, destinadas a recuperar a los tres soldados, aunque este último mediador parece haberlo desmentido.

El acuerdo de Gaza entre israelíes y palestinos, el enésimo que pactan en los últimos 10 días, se tradujo sobre el terreno en una desescalada de la tensión, la retirada de los blindados de la zona y la actuación decidida de la policía de Yasir Arafat, impidiendo a los manifestantes llegar hasta el asentamiento de Netzarim.

Pero aún se está muy lejos de la paz. La dirección de Al Fatah mantiene aún la orden de movilización general y su comunicado de 12 puntos en el que se ordena, entre otras cosas, a la población palestina "reforzar la Intifada" y estar "preparados para el sacrificio", al tiempo que convoca marchas de protesta para el martes y el próximo viernes.

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