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Aznar se topará en Roma con el problema de las extradiciones de mafiosos

El problema de las extradiciones de mafiosos condenados en Italia sin que estuvieran presentes en sus juicios y que viven en España se mantiene. Pese a las declaraciones de algunas autoridades españolas, en medios diplomáticos italianos se asegura que nada se ha hecho por resolverlo desde que España e Italia se comprometieran, durante la última cumbre bilateral celebrada en Nápoles el pasado mes de junio, a colaborar en este asunto. El presidente del Gobierno, José María Aznar, que hoy viaja a Roma, volverá a comentar el problema con el primer ministro italiano, Giuliano Amato.En los mismos medios citados se observa incluso un claro malestar, porque no se tienen noticias de que la comisión bilateral sobre este tema anunciada en Nápoles haya llegado a ser nombrada ni mucho menos a reunirse. En la práctica, sólo hay constancia de que se intentó proceder a la detención de Giovanni Greco, un mafioso importante afincado en Mallorca, lo que no pudo hacerse porque había huido. Por lo demás, ningún resultado.

El problema tiene su origen en el Tribunal Constitucional español, que ha anulado varias decisiones de extradición porque los mafiosos afectados habían sido condenados en Italia sin que estuvieran presentes en sus juicios. En consecuencia, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, llegó a recomendar a la policía española que no ejecutara las órdenes de detención por demandas de extradición de italianos que hubieran sido condenados en estas condiciones.

Peligro para España

Las autoridades italianas no parecen entender, en cualquier caso, que un país como España, tan dependiente de las extradiciones en la lucha contra el terrorismo, plantee estos problemas a un socio comunitario, además del peligro que para la sociedad española representan estos mafiosos condenados en su país por numerosos crímenes. El malestar italiano por este asunto incide, además, en otro más vago y amplio entre dos gobiernos que tienen orientaciones distintas, de centro derecha el de Aznar y de centro izquierda el de Amato. Italia ve con cierta suspicacia, y así lo ha reflejado la prensa del país, las pretensiones españolas de jugar un papel mayor en la escena internacional y especialmente en el ámbito europeo, porque la experiencia reciente demuestra que todos los avances de España en esa dirección han supuesto un detrimento de la presencia privilegiada que la Italia de la posguerra ha tenido en los distintos foros.

La llegada de hoy de Aznar a Roma coincide, por último, con un clima político tenso de cara a las próximas elecciones generales. Están previstas para el año próximo, seguramente en la primavera, pero la campaña oficiosa ya ha comenzado. En ese contexto, el presidente español pronunciará un conferencia esta tarde en la sede de la Confindustria, la patronal italiana, donde su socio en el Partido Popular Europeo, Silvio Berlusconi, que parte como favorito para los próximos comicios, tiene una fuerte ascendencia. Y es sabido que Berlusconi suele referirse como ejemplo al Gobierno de Aznar para fustigar la labor de Giuliano Amato.

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