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Un escenario sin paredes

F. Javier Barroso

El centro urbano de Getafe (144.000 habitantes) se ha convertido desde el viernes en un gran hormiguero de personas. Las 40 actuaciones del Festival Internacional de Teatro de Calle (Fitec) que abarrotan las plazas y lugares públicos han atraído a miles de visitantes que se acercan a contemplar los diferentes montajes en estos escenarios sin paredes y con el cielo por techumbre. El lugar de acampada, dentro de la piscina del barrio del Sector III, ha puesto el cartel de completo, mientras que en el municipio no quedan sitios libres donde alojarse, según confesó ayer el coordinador del festival, Vicente Aguado.El tiempo tampoco ha fallado demasiado. "El viernes por la noche, la lluvia nos lanzó un jaque, pero pudimos enrocarnos y salir del apuro, porque los actores siguieron con su obra a pesar del agua que caía. A partir de ahí, tenemos suerte porque hemos tenido una asistencia de espectadores superior a la que nos esperábamos", explica Vicente Aguado. Este éxito de público lleva a la organización a pensar que el Fitec ha alcanzado en su quinta edición la mayoría de edad. El presupuesto del festival, que ha sido montado por el grupo Teatro Destellos, asciende este año a los 19 millones de pesetas, sufragados con aportaciones del Ayuntamiento de Getafe, la Comunidad de Madrid y distintas empresas anunciadoras.

Cada espectáculo cuenta con 200 personas de público, como mínimo. En más de una ocasión, los actores tienen que pedir a los espectadores que se retiren para que les dejen trabajar.

"Son necesarios estos festivales para que la gente pueda acercarse a otra forma de actuar. Hasta ahora, el teatro en la calle ha parecido algo alternativo o de gente marginal, cosa que no ocurre en el resto de Europa. Mucha gente no tiene consideración ni respeto para el artista", concreta Raúl Fernández, del grupo ovetense El Ñeru Los Corios. Su montaje El loco viaje malabar narra la historia de cuatro viajantes que recorren el mundo en busca de fortuna y al final regresan a Asturias tal y como se fueron.

Muchos participantes en el festival comparten su amor por la interpretación con otra profesión que les dé dinero. "Siempre que sacas tiempo te reúnes con otros compañeros para ensayar con ellos o para intercambiar trucos", añade el actor de El Ñeru Los Corios Miguel Ángel Arenales, de 17 años, que divide su tiempo entre los estudios de carpintería y su afición a los malabares. "Además, te picas", continúa, "porque ves que cualquier disciplina que toques, como las pelotas o el diábolo, tiene unas posibilidades enormes y te retas a hacerlo más complicado".

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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