El Festival de Música Visual reúne en Lanzarote a aventureros del sonido

El XI Festival de Música Visual de Lanzarote trae una vez más su propuesta de aventureros de los sonidos, con un programa que inicia hoy el destacado músico zaireño Ray Lema en compañía de la joven cantante malí Rokia Traoré.El festival, que se desarrolla hasta el 14 de octubre en varios lugares de la isla canaria, incluye también un par de sesiones dedicadas a las bandas sonoras de las películas de Theo Angelopoulos La mirada de Ulises y La eternidad y un día, realizadas por la compositora griega Eleni Karaindrou.

Otros músicos que participan este año en el festival, el 5 de octubre, son Instrumental, una agrupación británica capaz de llevar la música dance al terreno de los instrumentos de cuerda. El pianista noruego Christian Wallumrod se presenta el día 6 con su trío, ofreciendo una música flexible, con referencias de jazz, música tradicional y de vanguardia.

El violonchelista norteamericano David Darling, ex miembro del Paul Winter Consort, también sigue esos divagantes rumbos musicales, aunque ha dejado de lado su vena más experimental para investigar en la gama de la interpretación emocional. Actúa el 7 de octubre. Entre lo clásico y lo contemporáneo también se mueve Percusión Clandestina (8 de octubre), un quinteto formado por músicos relacionados con la actividad musical de Tenerife, que combina generalmente con ambientes visuales creados con vídeos y efectos de iluminación.

El trío del tunecino Anouar Brahem ofrece una de las combinaciones más atractivas del programa. Ellos presentarán en el festival (día 12) su nuevo disco, titulado Astrakan Café. Bang On A Can (día 13) nació hace más de una década como fruto de un festival neoyorquino para músicos innovadores de varios estilos. Rompen fronteras entre el rock, el jazz y la música de vanguardia a través de sus versiones de autores de música contemporánea y otros más conocidos como Brian Eno, Hermeto Pascoal o Glenn Branca.

Para finalizar (14 de octubre), el Jamshied Sharifi Ensemble. Sharifi, neoyorquino de padre iraní, se ha propuesto humanizar el sintetizador y "mantenerlo en un nivel acústico", según afirma. Además de evitar utilizarlo como simple almacén de sonidos, Sharifi ha desarrollado una técnica para tocarlo con un controlador que le permite crear sonidos con su respiración.