El Gobierno se propone eliminar el déficit público pese a la crisis del petróleo y el descontrol de los precios
Montoro pide moderación salarial y asegura que las rebajas de impuestos compensan el sacrificio
Sólo unas décimas
Los primeros Presupuestos del Estado equilibrados entraron ayer en el Congreso y fueron presentados por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como "la culminación de un esfuerzo colectivo". La meta es alcanzar un déficit cero, pese a la incertidumbre sobre la evolución de los precios y el crecimiento económico derivada de la crisis del petróleo, el alza de tipos de interés y la debilidad del euro.Las cuentas se cuadran en el supuesto de que el impacto por estas dos circunstancias no será importante. La economía española mantendrá, por quinto año consecutivo, un crecimiento por encima del 3% (el 3,6% en 2001), la inversión será el motor (un 6,9%) y, aunque el consumo bajará de ritmo (hasta el 3,4%), el sector exterior hará el relevo.
Sobre estas bases, el Gobierno proyecta un saldo cero para el conjunto de las Administraciones públicas (Estado, Seguridad Social, comunidades autónomas y ayuntamientos). El Estado reducirá tres décimas su déficit (hasta el 0,3% del PIB), la Seguridad Social cubrirá ese saldo negativo (superávit del 0,3%) y las administraciones territoriales estarán en equilibrio.
El Estado más la Seguridad Social y los organismos autónomos (Presupuesto consolidado) gastarán 34,47 billones de pesetas, un 5,4% más que lo previsto para el año 2000. Ingresarán 34,50 billones, un 8,9% más. Sólo el Estado dispondrá de 20,6 billones de pesetas más para gastar (un 4,5% más de lo previsto para 2000 y un 2,1% sobre el avance de liquidación de 2000) e ingresará 20,38 billones (un 8% por encima de lo presupuestado para 2000 y un 6% respecto del avance de liquidación).
Montoro dijo no ser partidario de calificar el presupuesto de "expansivo o restrictivo" y prefirió definirlo como "equilibrado". Pero, al menos, sobre el papel, se trata de un presupuesto al límite de lo restrictivo. Frente a un crecimiento económico nominal (sin descontar la inflación) del 5,9% previsto, los gastos del Estado crecen 1,4 puntos por debajo y los ingresos dos puntos por encima.
El problema es si las cuentas presentadas ayer son creíbles desde el punto de vista de la inflación. El Gobierno mantiene para 2001 el objetivo del 2%, igual que para 2000, "porque es el que fija el Banco Central Europeo", explicó el ministro de Hacienda. Pero ya en lo que va de año, los precios están en el 3,6% y no se vislumbra una solución duradera a la crisis del petróleo y a su efecto multiplicador en la economía española.
La incógnita sobre con qué previsión de inflación para este año se han hecho las proyecciones presupuestarias siguió ayer sin despejarse. En la documentación facilitada no figura ni el dato de este año ni el del próximo, algo completamente inusual. Con evidente cansancio, Montoro respondió a una pregunta al respecto: "Ya hemos dicho varias veces que este año no cumpliremos el 2%".
"Hoy estamos hablando de unas décimas que no tiene sentido concretar", insistió el ministro de Hacienda, "porque ya se ha pasado la época en que los Presupuestos se presentaban con inflaciones del 8% o el 10%". Esas "décimas" serán en torno a 1,5 puntos en el año 2000, lo que para los Presupuestos de 2001 supondrá un desembolso de 225.000 millones de pesetas hacia los pensionistas. Esa cantidad se incorpora a la base para el aumento del 2% que tendrán las pensiones el año próximo.La inflación es el punto flaco de los Presupuestos presentados ayer como lo evidencia la incomodidad del ministro de Hacienda y el llamamiento que hizo a la moderación salarial. Dijo que ésta es la garantía para la creación de empleo (382.800 nuevos puestos en 2001, algo por debajo de la cifra prevista para 2000), cuyo ritmo de aumento se ralentiza (del 3% previsto para 2000 hasta el 2,5%), al reducirse también el crecimiento económico previsto (del 4% al 3,6% en términos reales, es decir, descontada la inflación).
Esa moderación salarial se impone a los funcionarios públicos (su sueldo aumentará el 2%, sin compensación por la desviación del IPC en el año 2000), mientras que la media del resto de trabajadores se sitúa ahora en el 3%, también por debajo de la inflación actual (3,6%).
Montoro quiere más y lo fundamentó en que "aumentamos el gasto social, bajamos los impuestos y subimos las pensiones". Con ironía añadió: "En España hay ya cada vez menos gente que se opone a que bajemos los impuestos". El Gobierno mantiene su propósito de bajar los impuestos en la segunda mitad de esta legislatura, como prometió el PP.
También respondió a las críticas sobre si el equilibrio de las cuentas públicas se consigue gracias al excedente en las cotizaciones a la Seguridad Social, como han señalado la patronal CEOE y los sindicatos. Según explicó Montoro, el Estado ha asumido 1,7 billones de la Seguridad Social desde el año 1996, a través sobre todo de que la sanidad se paga ahora con impuestos y no con cotizaciones sociales.
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