Aprender a ordeñar una vaca

Probablemente, Antonia, Lucía, Josefa, Conchi y María Ángeles, cinco amas de casa que viven en pequeños pueblos de la comarca de El Condado (Jaén), no pensaron nunca que acabarían convirtiéndose en empresarias y, mucho menos, que lo harían sin salir de casa. Todas ellas, junto a otras 11 mujeres de la comarca, aparecen ya en los catálogos que se han repartido por toda España y Europa para difundir la red Vimer, un programa de vacaciones infantiles en el medio rural, dirigido a niños de 8 a 13 años.Se trata de una iniciativa pedagógica auspiciada por la Unión Europea, que pretende introducir a los chavales de la ciudad en el entorno rural. Para conseguirlo, nada mejor que convivir durante unos días en el seno de una familia de un pueblo o aldea. Junto a la comarca jiennense, sólo otras zonas rurales de Toledo y Pontevedra forman parte en España de esta red, que en otros países europeos cuenta con una gran demanda.

Ha sido la Asociación para el Desarrollo Rural de El Condado (Asodeco) la que ha dinamizado este proyecto con la intención de facilitar la incorporación de las mujeres al mundo laboral, pues ellas van a ser las directoras de los nuevos alojamientos turísticos, y no tendrán más personal que sus propios maridos e hijos.

Antonia Sánchez, presidenta de la asociación Vimer de El Condado y una de las mujeres que espera con impaciencia la llegada de los primeros niños turistas, manifiesta que no ha sido nada fácil hacer realidad esta innovadora iniciativa. No sólo han tenido que invertir sus ahorros en adaptar sus viviendas a la normativa europea para este tipo de alojamientos, sino que para convertirse en empresarias han tenido que superar una exigente fase selectiva.

"Nos hemos formado durante más de un año en primeros auxilios, psicología infantil, sanidad e higiene, dietética y nutrición, ocio y gestión del negocio", señala esta mujer, que oferta dos plazas en su vivienda de Santisteban del Puerto.

Josefa Vázquez dispone de hasta seis plazas en su casa rural del poblado de Guadalén, en Vilches, donde vive con su marido y tres hijos. En su carta de presentación incluye como reclamos montar en burro, visitar las ganaderías de toros bravos o pescar en el pantano que hay al lado de su casa. Ordeñar una vaca, buscar espárragos, moras y otros productos silvestres, recoger los huevos que ponen las gallinas, aprender a bordar o a trabajar con el esparto o visitar una granja de avestruces son otras alternativas que tienen los niños que quieran pasar fines de semana, puentes o periodos vacacionales más largos en contacto con el medio rural. Y todo ello, con alojamiento y manutención incluida, con precios que oscilan entre las 3.500 y las 6.000 pesetas por día y persona.

Sebastián Lozano, gerente de la Asociación de Desarrollo Rural de El Condado y principal artífice de este proyecto, se muestra esperanzado con los resultados de esta fórmula que, a su juicio, rompe con el agroturismo clásico. "Esto no es un campamento al uso, aquí son las familias las que se convierten en protagonistas de la innovación educativa", subraya.

Las participantes en la red de vacaciones infantiles se van a integrar en una empresa de gestión turística, que es la fórmula legal a la que estas mujeres pueden acogerse para pasar de simples amas de casa a empresarias. Para el futuro se estudia alcanzar acuerdos de colaboración con otras redes europeas del mismo tipo. Para entonces, las mujeres empresarias de Jaén ya tendrán que defenderse con idiomas como el inglés o el francés. Un nuevo reto.