Nueva ejecución en Tejas mientras Bush predica "conservadurismo con compasión"
Con independencia de que el republicano George Bush conquiste o no la Casa Blanca, el Estado de Tejas, del que el candidato es gobernador, batirá este año su propia plusmarca en número de ejecuciones. Ricky McGinn, condenado por la violación y asesinato en 1993 de una chica de 12 años, se convirtió esta madrugada en el 33º preso ejecutado este año en la prisión de Huntsville y el 145º en los seis que lleva Bush como gobernador de Tejas. Salvo por la vigilia de un pequeño grupo de opositores a la pena capital, Huntsville vivió ayer con toda normalidad la cita con el verdugo.
El letrero que da la bienvenida a este poblachón, situado a unos 100 kilómetros al norte de Houston, parece una broma macabra. Huntsville cuenta con 34.600 habitantes, de los que 6.500 son funcionarios de prisiones y 12.000 son reclusos. Esto es un gulag que vive de la privación de libertad y la pena de muerte, y nadie lo oculta. La prisión donde McGinn pasó ayer sus últimas horas está en pleno centro. Anoche se repitió en Huntsville el macabro ritual de sacar al condenado del corredor de la muerte, arrastrarlo hacia la sala de ejecuciones, amarrarlo a una camilla y permitirle unas últimas palabras delante de los testigos. McGinn se declaró inocente, pero dispuesto a lo peor. "Ya estoy cansado", declaró. Luego, los minutos rituales de espera por si sonaba el teléfono con una orden del Tribunal Supremo de Estados Unidos o del gobernador Bush suspendiendo la ejecución. Pero Bush no iba a suspender nada. A las 18.23 horas locales, de madrugada en España, McGinn fue declarado muerto. Bush consideró demostrado su "conservadurismo con compasión" cuando, en junio, aplazó la ejecución de McGinn para permitir un análisis de ADN.Era la primera vez que el gobernador republicano de Tejas paralizaba una ejecución, pero las pruebas de ADN confirmaron en el verano que McGinn fue la fuente del semen y el cabello púbico encontrado en el cadáver de la pequeña Stephanie Flanary. Este resultado permitió a Bush afirmar que "ha sido demostrado el acierto de la justicia de Tejas" y proseguir con su carrera hacia la Casa Blanca, mientras Tejas continúa consolidando su liderazgo nacional en aplicación de la pena de muerte. El Estado de la Estrella Solitaria, según su Departamento de Justicia, habrá efectuado a finales de este año un mínimo de 40 ejecuciones, superando el listón de 37 establecido aquí en 1997. Tejas aplica la ley con el viejo espíritu de la frontera. En este Estado, de 20 millones de habitantes, hay registrados 139.000 presos en 107 prisiones, de los que 446 viven en el corredor de la muerte de Huntsville. Sus esperanzas son pocas, a tenor del comentario de Larry Fitzgerald, portavoz de Justicia: "Muchos de esos tipos llevan aquí tiempo y ya han agotado todas las apelaciones". Esto no inmuta a Bush, que considera que la pena capital es un "castigo rápido y seguro".
Bush es criticado en su propio Estado por su complicidad con las petroleras, la deficiente asistencia sanitaria a los niños o la limitación de su apoyo a los hispanos a mera palabrería. Pero su intransigencia en materia de ley y orden encuentra amplia simpatía. "El gobernador Bush comparte con los tejanos la idea de que es más importante proteger a los inocentes que prolongar la vida de los asesinos", dijo ayer Diane Clements, directora de Justicia para Todos, una organización de Houston formada por víctimas de la delincuencia.
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