_
_
_
_

Un tribunal condena a Justicia a indemnizar a un preso agredido por otro

Incendio a lo bonzo

La Generalitat deberá indemnizar con casi cinco millones de pesetas a José María Prados, un preso que en abril de 1999 estuvo a punto de morir en el centro penitenciario de Ponent, en Lleida, cuando otro interno, José Cuenca Griñán, intentó quemarlo vivo por una venganza. La Audiencia de Lleida ha declarado la responsabilidad civil subsidiaria del Departamento de Justicia por no haber establecido los controles necesarios para evitar la agresión.La sentencia condena al acusado a 12 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa y a no poderse acercar a menos de 500 metros de distancia de la víctima y de sus familiares en un plazo de cinco años. En el juicio celebrado hace dos semanas, el fiscal solicitó para Cuenca esta misma pena, además de una indemnización de 42 millones de pesetas para Prados. Éste, como consecuencia de la agresión, sufrió graves quemaduras de segundo y tercer grado en el 40 % del cuerpo, que requirieron 57 días de hospitalización y 252 para su curación. Además, le han quedado secuelas irreversibles que le incapacitan para cualquier profesión que requiera un esfuerzo físico.

Respecto a la cuantía de la indemnización, la Sala estima que sólo puede fijarse en 4.775.000 pesetas por las lesiones y secuelas, puesto que no existe ningún dato objetivo, más allá de las declaraciones del afectado, acerca de la incapacidad permanente total que padece para su profesión habitual de encofrador, ni consta que haya sido dado de alta alguna vez en la Seguridad Social como profesional de esa actividad.

El tribunal declara la responsabilidad civil subsidiaria de la Generalitat como titular del establecimiento en el que se cometió el delito al considerar que "no detectó que, en una hora de máxima afluencia al patio, un interno portaba un material inflamable con el que agredió a otro". Y añade que la presencia de algún funcionario en el patio en el momento de ocurrir los hechos, en cumplimiento de la tarea de observación establecida en el artículo 66 del Reglamento Penitenciario, "a buen seguro habría evitado la agresión". La Audiencia considera probado que el día de autos no había ningún funcionario en ese emplazamiento.

La brutal agresión se produjo el 16 de abril de 1999 en un patio de la prisión leridana, cuando los 130 internos del módulo seis se dirigían desde los talleres al comedor. Cuenca escogió el momento de mayor confusión y de menor vigilancia para abordar por sorpresa a Prados, a quien arrojó encima un bote con disolvente. A continuación, sin que éste pudiera reaccionar, prendió fuego a su ropa con un encendedor para matarlo. La víctima empezó a arder a lo bonzo y salvó su vida porque corrió hacia las duchas y fue trasladado inmediatamente al hospital.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_