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Los países ricos incumplen las ayudas del 0,7% al Tercer Mundo

Javier Moreno

Havel toma la palabra

Los acusadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial cuentan miserias estos días en Praga de ambas instituciones, por no hacer lo suficiente por aliviar la miseria de decenas de países. Pero un dato que dio ayer Horst Köhler, el recién nombrado director del FMI, en su discurso de apertura, sugiere que son en realidad las naciones ricas las que, con su cicatería, están comprometiendo el futuro del Tercer Mundo.Los países más acaudalados del mundo, agrupados en la OCDE, prometieron gastar el 0,7% de su PIB en ayuda al desarrollo. Pero sólo dedican de media un 0,24%, según Köhler, que calculó que la diferencia suma cada año 100.000 millones de dólares, unos 19 billones de pesetas, o la quinta parte del PIB español. "Especialmente durante mi visita a África", dijo el director del FMI, "noté mucha amargura por las promesas incumplidas sobre la ayuda oficial al desarrollo". España dedica alrededor del 0,25% del PIB a este apartado.

"Si el FMI no existiese, habría que inventarlo", añadió, "porque, más que nunca, la globalización requiere cooperación, y requiere instituciones que organicen esa cooperación", dijo Koehler. Prometió que los intereses de todos sus miembros serán tenidos en cuenta y acusó a los países industrializados de no haber entregado todavía "su parte de cambio estructural para permitir que la globalización funcione para todos".

La 55 asamblea anual del FMI y del Banco Mundial se inauguró oficialmente ayer, pero en realidad ya ha terminado (a expensas de lo que decidan hacer los miles de manifestantes llegados a Praga), pues las discusiones determinantes se realizan previamente en comité, y a partir de hoy sólo se suceden los discursos de las autoridades, sin capacidad ya para cambiar las cosas.

Inauguró la asamblea el presidente de la República Checa, Václav Havel, un antiguo disidente curtido en protestas y que el sábado pasado tuvo un gesto con los más rebeldes al invitarles a su residencia oficial, el castillo de Praga, para hablar de globalización. Havel criticó ayer el culto al lucro, "ante el que todo debe apartarse y ante el que suele caer de rodillas la propia voluntad democrática". Más de un delegado se removió inquieto en su silla.Pese al gesto que Havel tuvo con los manifestantes, también condenó los actos de violencia protagonizados por algunos manifestantes en sus enfrentamientos con las fuerzas del orden público que ya han producido numerosos heridos e importantes daños materiales. El portavoz presidencial, Ladislav Spacek, dijo que "el presidente hace un llamamiento a todos los que participan en las protestas contra las dos instituciones financieras internacionales para que renuncien a la violencia, que no lleva a ninguna parte".

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