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Salud estudia que los propios escolares impartan educación sexual a sus compañeros

Las 'clases' se darían de manera informal en recreos y en charlas organizadas por alumnos

La educación sexual que reciben los escolares españoles es escasa y se imparte con métodos anticuados. Esta certeza ha llevado a la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), empresa adscrita a la Consejería de Salud, a proponer la introducción en las aulas de la educación sexual entre iguales, un novedoso sistema en el que alumnos especialmente formados son los encargados de transmitir en el recreo o en charlas los conocimientos a sus compañeros. La EASP planea ofrecer a la Consejería de Educación la puesta en marcha de este método en centros de secundaria de manera experimental.

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La transmisión de conocimientos entre iguales es una metodología poco extendida en España, pero con años de positiva experimentación en otros países. En el caso de la educación sexual para niños, son los propios escolares los que se encargan de formar a sus compañeros. La información procede así de un igual y no de un profesor adulto, con lo que el mensaje gana en credibilidad y cala mucho mejor en el menor.La propuesta de la Escuela Andaluza de Salud Pública surgió hace dos semanas en un Festival de autoestima y salud escolar. Entre otros aspectos, numerosos expertos estudiaron en este foro cómo mejorar la educación sexual en las aulas, cómo aumentar la autoestima de los chavales a través del deporte y como combatir el tabaquismo en los jóvenes.

En esta reunión se pusieron de manifiesto las lagunas de la educación sexual en España, "donde no se imparte en muchos centros y en otros depende de la voluntad de algunos profesores de dar información en sus clases", explica José Luis Bimbela, profesor del Aula de Salud Pública de la EASP.

Según Bimbela, tres son los retos a los que se enfrenta el sistema educativo en la formación sexual: "Cómo ganar credibilidad ante los escolares, cómo cambiar sus hábitos y cómo superar el desgaste que para los profesores sobrecargados de trabajo supone impartir este tipo de enseñanza".

Aunque no es la panacea, la transmisión de conocimientos entre iguales resuelve en gran medida estas dificultades.

Estudios como el de Ramón Bayés, catedrático de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, demuestran que un mensaje es más creíble cuando se recibe de un igual. La razón, explica Bimbela citando a Bayés, es que "cuanto más igual a ti es el que te pregunta, más fiable es tu respuesta".

La conclusión obtenida de esta hipótesis es que los escolares darían más crédito a la información recibida de un compañero en el recreo que a la impartida por un profesor en una clase magistral. Esta predisposición los haría además más permeables y aumentaría su predisposición a cambiar hábitos supuestamente perjudiciales.

Al mismo tiempo, si algunos alumnos asumieran la formación de sus compañeros sobre sexualidad, liberarían a los profesores de esta responsabilidad y podrían dedicar más tiempo a otras tareas.

Esta metodología ha sido experimentada por la EASP en cursos propios. Pero en el Festival de autoestima y salud escolar se consideró oportuno dar el salto a las aulas y comprobar sus resultados. Para ello, la empresa pública estudia proponer a la Consejería de Educación de la Junta su implantación en algunos centros de enseñanza secundaria. Bimbela explica que su introducción se acometería con carácter experimental y "evaluando minuciosamente los resultados, ya que se trata de un tema conflictivo que, si fracasa, puede generar problemas".

La investigación, que sería pionera en España, contaría siempre con la colaboración de los padres. "Su participación es clave", asegura Bimbela. "Cuando en otros países se les ha explicado bien no han puesto impedimentos y han participado activamente en el proyecto. Es muy importante que el niño no encuentre en casa un mensaje contradictorio con el que ha recibido en la escuela".La información que los escolares elegidos y formados por la EASP transmitirían a sus iguales sería similar a la que actualmente ofrecen los profesores. Sólo cambiaría el método, que huiría de la clase magistral en favor de las charlas organizadas por los propios escolares-educadores y de las conversaciones más informales en recreos o reuniones de amigos.

El contenido giraría en torno a la prevención del sida y otras enfermedades de transmisión sexual y a cómo evitar embarazos no deseados. En este sentido, explica Bimbela, "se trataría de prestigiar las relaciones no coitales, exentas normalmente de este tipo de riesgos".

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