Héroes de narices bajo un sol inclemente
Un Port de Nassos es una de las grandes ideas que han surgido en los últimos años en las fiestas de la Mercè. Aunque con antecedentes, la iniciativa no ha hecho más que nacer y está obligada a seguir creciendo. Y eso porque el éxito de público obtenido así lo exige y, sobre todo, porque los clowns se lo merecen. Es estimulante ver a tantos padres y niños reunidos en un espacio preparado para que grandes y chicos se diviertan.Actividades para todas las edades. Actuaciones en espacios fijos e itinerantes. Las galas de Payasos sin Fronteras. Y, hoy, a partir de las seis de la tarde, la Rua dels Nassos, con un importante despliegue de compañías que desfilarán por la ciudad. Lo que seguramente le falta a Un Port de Nassos son espacios acondicionados para que los clowns no tengan que trabajar de cualquier manera, sometidos a la exigencia del directísimo callejero, es decir, números breves, sueltos y engarzados uno con otro para que el público que se detiene unos instantes pueda participar. Es difícil competir con la contaminación auditiva. Una carpa en condiciones permitiría que nuestros clowns mostraran sus talentos al margen de toda improvisación, y permitiría, además, traer a Barcelona a algunos de los grandes maestros internacionales.
El sábado y el domingo en el Moll de la Fusta pudieron verse muchas actuaciones, entre las que destacan las de Boni i Caroli (un grupo que se separa después de casi dos décadas y que realizó en el Moll de la Fusta su última actuación), Marcel Gros (que ha ganado por votación del público el premio al mejor espectáculo de la Fira de Tàrrega) y Pepsicolen (que debería recibir con urgencia un premio, porque es excelente).
También pulularon por la zona otras compañías, como los franceses de Transe Express, una banda de timbales con aires napoleónicos que van arriba y abajo arrastrando tras de sí la masa de espectadores y creando a cada momento pequeñas situaciones cómicas, y una larga lista de grupos y conjuntos musicales.
