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Tribuna
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e

Juan Cruz

Es como el martes de cualquier semana; está presente en los nombres de los días laborables, de lunes a viernes, y forma parte de los meses más fríos del año. Es una letra esforzada y laboriosa, que lleva en su peta el fruto de su larga estancia en el vocabulario: es lo primero que dicen los niños, y los animalillos también se expresan con ella para decir ¡aquí estoy yo, eeeee! Ahora se parece a la letra de la arroba, que es un enlace, como la e: @. Tiene la apariencia de una cueva, y también la de un ojo, es una letra que se ve subida a un filamento eléctrico que es el que le da sentido. Sin ese rabillo -rabillo del ojo, justamente- no sería sino un espejo sin mando, una mano en el aire; Nabokov decía, oyendo las letras, que todas tenían colores y formas que iban más allá de lo que significaban por dentro: la o, que es lo que se le escapa a la e, es un espejo manual con montura de marfil, mientras que la a, donde también está la e, pero al revés, tiene el color de la madera a la intemperie. Para la e reserva el autor de Lolita cierto desdén, pero le da un color, el amarillo, que es lo primero que se ve en la distancia. El amarillo da suerte -Gabriel García Márquez se rodeó de rosas amarillas cuando ganó el Nobel, las regala- pero los actores rehuyen ese color, creen que es gafe. Augusto Monterroso tituló un libro La letra e, pero no porque ese hurón del abecedario formara parte de las preocupaciones explícitas de su obra, sino por amor a ese abrigo que anda con un solo pie. Eduardo Arroyo, el pintor, que además se llama Eduardo con e, pintaría de negro esa letra inicial suya, acaso porque siempre firmó con tinta de ese color y porque siendo pintor de cuadros esa inicial la tiene que poner casi todos los días. Einstein se llamaba con e, y su teoría de la relatividad es como la e de los abecedarios latinos: tiene su función relativa, de cópula, junta a unos con otros, es una letra explícita, da la mano. Es una letra, la e, que mejora la vida de las consonantes, que sin su espalda son bastante desvalidas. Es una letra para juntar, lo saben todos, y lo saben también los nacionalistas que no la quieren ver en las matrículas. ¿Sólo ven la inicial de España en la letra e? Qué falta de generosidad, qué poco amor a la e, la gran letra copulativa.

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