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Mohamed VI reprueba los 'sucesos lamentables' sufridos por inmigrantes marroquíes en España

El Rey de Marruecos, Mohamed VI, se refirió ayer, en la primera jornada de su primera visita de Estado a España, a los "sucesos lamentables, limitados a ciertas regiones" que se han registrado en este país con inmigrantes marroquíes. El monarca alauí anunció, además, ante cientos de marroquíes la apertura de dos nuevos consulados para "proteger los intereses" de sus compatriotas. Más tarde, en la cena de gala que le ofreció don Juan Carlos, el anfitrión marroquí se quejó de que "con demasiada frecuencia (...) vuelve la desconfianza y la duda se instala" entre ambos países.

Mohamed VI aludió en este comentario a los sucesos de febrero en El Ejido, aunque no nombró a esa localidad andaluza, y a algunas agresiones de carácter racista sufridas por miembros de la colonia marroquí en España."La presencia de una comunidad marroquí dinámica en este país amigo", declaró el monarca, "hacia la que los responsables y componentes de la opinión pública testimonian respeto y consideración, se resiente, en algunos momentos, de sucesos lamentables, limitados a ciertas regiones, relativos a nuestros conciudadanos, cuya gravedad e impacto en nuestro corazones sólo son temperados por las reacciones de fuerte reprobación que suscitan entre los responsables y el conjunto de los componentes de la sociedad civil y de sus fuerzas vivas".

Jaleado por las, aproximadamente, 400 personas que llenaban el jardín de la residencia del embajador marroquí en la zona residencial madrileña de Puerta de Hierro, el monarca se mostró "convencido" de que "las estrechas relaciones con Su Majestad el Rey Juan Carlos I" permitirán resolver esos problemas.

Anunció además la apertura de dos nuevos consulados, en Sevilla y Almería, y de otras dos antenas consulares, en Burgos y Valencia, "que aporten apoyo a la preservación de los derechos y a la defensa de los intereses" de los inmigrantes. En 1996 Marruecos redujo su despliegue administrativo en España al cerrar el Consulado de Málaga después de que un inmigrante denunciase al diplomático que lo dirigía por infligirle malos tratos. Los consulados marroquíes tienen que atender a una colonia estimada en 250.000 personas.

Protocolo anticuado

El protocolo marroquí no invitó al encuentro con el rey alauí a las asociaciones de inmigrantes sino a destacados miembros de la colonia algunos de los cuales fueron condecorados. Abdel Hamid Beyuki, presidente de ATIME, la principal asociación de trabajadores marroquíes en España, comentó que "esta manera de trabajar a la antigua -el no fue invitado al acto- le dejaba un sabor de boca amargo". Don Juan Carlos no mencionó a esta nueva inmigración marroquí en su brindis. Dedicó el arranque del discurso que pronunció en la cena de gala a ensalzar la figura del que llama a veces, en privado, su "sobrino" pero sin olvidarse de recordar a su padre, Hassan II, fallecido hace 15 meses.

Mohamed VI, de 37 años, accedió al trono en julio del año pasado y desde entonces, dijo don Juan Carlos, "España ha valorado en alto grado la dirección que habéis tomado en la conducción del Estado". Elogió "sus desvelos" (...) por la modernización y su "generosa predilección por la causa de los desfavorecidos". El monarca se ocupa de numerosas obras sociales.

Celebró el rey de España "el sustancial progreso" experimentado por Marruecos en los últimos meses "en el campo de los derechos humanos y las libertades fundamentales". Se refería, sin duda, a la vuelta de exiliados y a la excarcelación de presos políticos.

Sólo se permitió darle un consejo, en términos muy velados: que no "escatime energías en la resolución de los contenciosos aún pendientes y en especial el diferendo en torno al Sáhara Occidental", la ex colonia española hoy en día controlada por Marruecos. Se mostró convencido de que "sólo una decidida voluntad de cooperación" entre los adversarios -Rabat, Argel y el Polisario- permitirá aplicar el plan de paz de la ONU.

La relación entre Rabat y la ONU no pasa ahora por su mejor momento. Los recursos masivos presentados por Marruecos contra el censo provisional establecido por la Minurso, la fuerza de la ONU en el Sáhara, son vistos desde Nueva York como un obstáculo que prácticamente impide la celebración del referéndum.

Sin alusiones

El monarca español evitó cuidadosamente pronunciar la palabra "referéndum". Ayer, diversas instituciones, desde el sindicato Comisiones Obreras hasta 114 ayuntamientos catalanes, pidieron a Mohamed VI que acepte la celebración de la consulta en los términos previstos por la ONU. Hoy los concejales de IU protestarán con su ausencia en la recepción que el Ayuntamiento de Madrid ofrecerá al huésped marroquí.Don Juan Carlos tampoco aludió en su discurso a los litigios pendientes entre ambos países: la pesca en aguas marroquíes; el incremento de la emigración ilegal hacia la Península a través del Estrecho y la masiva exportación de hachís de Marruecos a Europa a través de España.

Todos estos asuntos apenas serán abordados durante la estancia real en Madrid porque en el séquito de Mohamed VI no figuran, por ejemplo, sus ministros de Interior ni de Pesca. Tras un largo paréntesis durante el que no se negoció, las conversaciones pesqueras entre Rabat y la Unión Europea se reanudarán a finales de septiembre.

Hace años estos litigios hubiesen enturbiado el clima entre Rabat y Madrid, pero ahora, se felicitó don Juan Carlos, "la densidad de las relaciones mutuas nos ha permitido encarar diferencias (...) manteniendo el marco general de nuestra cooperación, sin trasladar los efectos de eventuales discrepancias al conjunto de la relación".

Desde mediados de los años ochenta los sucesivos gobiernos españoles han ido tejiendo un entramado de acuerdos de todo tipo con Marruecos y reforzando la ayuda al desarrollo para evitar que los malhumores pasajeros no degeneren en momentos de tensión como sucedía anteriormente.

Mohamed VI reconoció, en su contestación a Don Juan Carlos, que la relación comercial va viento en popa pero se preguntó "si estos logros están a la altura de nuestras ambiciones". "Mi respuesta es que aún no hemos alcanzado nuestro objetivo". "Estamos lejos de la meta, porque, todavía con demasiada frecuencia, al surgir cualquier tensión, vuelve la desconfianza y la duda se instala", añadió.

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