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'Niños de la calle' e indigentes argelinos se instalan en las azoteas del Casc Antic

Blanca Cia

Las azoteas del Casc Antic. Este es ahora el hogar de muchos de los "niños de la calle" megrebíes que antes vivían bajo los puentes. Además de ellos, decenas de indigentes de todas las edades, la mayoría de origen argelino, se han instalado en las azoteas de los viejos edificios. El fenómeno, que se inició hace ya unos meses, no deja de aumentar, lo que ha provocado la alarma de los vecinos.

Retraso de la reforma

Los ocupantes de las azoteas entran por cualquiera de las casas y saltan de una azotea a otra en cuanto ven a la policía o hay alboroto en las calles. Actualmente se están instalados en cuatro terrados de la calle de Metges -una zona en pleno proceso de reforma - y muchas noches también ocupan la explanada del mercado de Santa Caterina, cuyas obras están paralizadas desde hace meses a la espera de concretar qué se hace con los restos arqueologicos hallados.Ayer, unas trescientas personas se manifestaron para protestar por la inseguridas que ya no sólo afecta, dicen, a las calles, sino también a los tejados. A ello suman el malestar que les provoca el retraso en la ejecución del proyecto de reforma del Casc Antic y la construcción del nuevo mercado.

El presidente del grupo de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, Joaquim Molins, anunció ayer que propondrá al equipo de gobierno un pleno "extraordinario" para analizar la situación de seguridad y convivencia ciudadana en Barcelona.

Jose Maria Tejederas Chacon
Jose Maria Tejederas Chacon
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La mayor parte de los menores indigentes se concentra en el entorno de la calle de Metges

Cuentan los vecinos que las máquinas han aparecido porque el día anterior colgaron varias pancartas y efectuaron pintadas quejándose al Ayuntamiento del estado del barrio. "Las pancartas las colgamos el jueves. Mira que deprisa han venido a limpiar", afirma Francisco del Cuerpo, uno de los dirigentes de un movimiento vecinal que ha surgido en esa parte del Casc Antic, al margen de las asociaciones de vecinos. Esa plataforma fue la convocante de la cacerolada de ayer, a la que asistieron unos 300 vecinos y también la que recogió casi 2.000 firmas, que fueron entregadas al fiscal jefe, José María Mena, en protesta por el aumento de inseguridad en el barrio."Ya nos pueden decir lo de siempre, que la delincuencia no aumenta y que lo que decimos no se refleja en las estadísticas. Pero aquí cada vez vivimos peor y a las nueve de la noche no se puede estar en la calle. Muchos estamos amenazados. Nos conocen y saben que nos movemos y nos quejamos", añade Francisco del Cuerpo, que también es bien conocido por los responsables municipales, desde la concejal del distrito, Katy Carreras-Moisy, hasta los responsables del área de Rehabilitación de Ciutat Vella. En el Ayuntamiento se considera que ese dirigente vecinal es uno de los más alborotadores.

De todas formas, la asociación de vecinos del Casc Antic -en principio menos radical en los planteamientos- también insiste en que el barrio se está deteriorando progresivamente: "El retraso de la reforma está propiciando que mucha gente se desanime y se marche del barrio, que, además, se está llenando de ilegales, como los de los terrados", explica Gloria, la presidenta de la asociación. En el barrio vive una numerosa colonia de inmigrantes de origen dominicano, con los que la convivencia, en principio, no plantea problemas.

Los comerciantes del entorno del mercado de Santa Caterina afirman que en los últimos tiempos han cerrado muchos establecimientos. "Es difícil aguantar. Nos dijeron que el nuevo mercado estaría listo a finales de este año y ya ves...", dice Maite desde detrás del mostrador de una tienda de ropa. La mayor parte de las persianas de los comercios que antes rodeaban el mercado están cerradas y en algunas pende el letrero de se traspasa, lo cual contribuye a la sensación de abandono que se extiende por esta zona del Casc Antic.

Mientras, responsables del área de Rehabilitación explican que en breve se reanudarán las obras para levantar el nuevo mercado. "Ahora ya se ha llegado a un acuerdo respecto a los restos arqueológicos hallados y en dos semanas tal vez se pueda ya convocar el concurso", precisaba ayer el responsable del área, Pere Cabrera.

Precisamente la conservación de los restos ha obligado a replantear el proyecto inicial del mercado que diseñó el arquitecto Enric Miralles. La muerte de Miralles, ocurrida el pasado mes de julio, también ha retrasado las previsiones de la obra. Algunos responsables municipales entienden el malestar y el enfado de los vecinos, pero insisten en que las reformas pendientes concluirán en poco tiempo.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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