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El Ejército español deberá devolver a Alemania sus mejores 108 tanques si no hay acuerdo en noviembre

El Ejército de Tierra español tendrá que devolver a Alemania los 108 tanques Leopard que constituyen su punta de lanza si no se alcanza de aquí a noviembre, cuando expira el vigente contrato de alquiler, un acuerdo para renovarlo. La prórroga, que se daba por hecha, se ha complicado por la decisión provisional de vender la empresa pública Santa Bárbara a la estadounidense General Dynamics. El asunto será abordado por Aznar y Schröder durante la cumbre hispano-alemana, que se celebra mañana y pasado en Segovia.

Polémica privatización

Aunque el Gobierno español insiste en que "no corre prisa" la adjudicación de la empresa pública militar Santa Bárbara, que se disputan la compañía estadounidense General Dynamics y las germanas Rheinmetall y Krauss Maffei, la finalización del contrato de alquiler de los 108 Leopard apremia para que se adopte una decisión.En teoría, se trata de dos temas independientes, pero en la práctica están íntimamente relacionados. Los carros fueron cedidos en 1995 por un "precio político" (850.000 pesetas por unidad y año), con el compromiso español de poner en marcha el programa Leopard: la fabricación de 235 tanques de patente alemana por parte de Santa Bárbara por un importe de 317.000 millones de pesetas.

La parte alemana dio por sentado, cuando se anunció la privatización de Santa Bárbara, que ésta se vendería al consorcio germano fabricante del Leopard. Sin embargo, el pasado 11 de abril, con el Gobierno en funciones, la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) anunció la adjudicación a General Dynamics, fabricante del Abrams, el carro competidor del Leopard.

La reacción de las autoridades alemanas fue advertir de que ya no tenía sentido mantener el "precio político" acordado hace cinco años y que, por tanto, éste sería revisado al alza cuando se negociara la prórroga.A dos meses de que concluya el alquiler vigente, aún no hay acuerdo. Fuentes del Gobierno alemán aseguran, en lo que probablemente constituye un órdago, que no tiene inconveniente en recuperar los Leopard cedidos a España, pues ya ha recibido ofertas de tres países, a los que no identifica, interesados en quedarse con ellos.

Este asunto constituye un episodio más de la batalla política e industrial que se libra en torno a la privatización de Santa Bárbara, cuyo principal activo es precisamente el contrato de fabricación de los 235 Leopard para el Ejército español.

La decisión de la SEPI todavía no ha sido ratificada por el Consejo de Ministros. Además de razones de oportunidad política -no parecía elegante anunciar la decisión antes de que el presidente español, José María Aznar, y el canciller alemán, Gerhard Shröder, se reúnan mañana- hay problemas de fondo que la están demorando.

La decisión de la SEPI estaba condicionada a que General Dynamics alcance un acuerdo sobre protección de tecnología con Krauss Maffei y Rheinmetall, lo que resulta imprescindible para que la nueva Santa Bárbara americana pueda fabricar el Leopard. Fuentes conocedoras de la negociación aseguran que este pacto es viable, siempre que los americanos ofrezcan contrapartidas; por ejemplo, facilitando la apertura de su mercado a los germanos.

La SEPI sostiene que la oferta de General Dynamics es notablemente mejor que la alemana, incluso comparada con su versión definitiva, que incorporó sucesivas mejoras, en aspectos como el mantenimiento del empleo, los compromisos de nuevas inversiones y el aumento de la carga de trabajo.

Del lado alemán no se niegan estas ventajas, pero se aduce que su oferta es más "realista" y se duda de que General Dynamics vaya a cumplir lo prometido, sobre todo una vez que transcurran los cinco años durante los cuales se contemplan penalizaciones económicas para los incumplimientos.

Al contrario que en otras empresas privatizadas, como Telefónica o Indra, el Gobierno español no ha previsto mantener una acción de oro en Santa Bárbara que le permita controlar a medio plazo las decisiones estratégicas de la compañía.

Para las autoridades de Berlín, el problema de fondo no es económico sino político. A su juicio, la opción por General Dynamics sabotea el nacimiento de una industria militar europea, similar a la que ya existe en el sector aeronaútico. España, en expresión de un responsable alemán, puede convertirse en "el topo" de la industria militar norteamericana en Europa.

Fuentes españolas alegan que ese planteamiento es ficticio, pues General Dynamics ha ofrecido comprar el 49% de sus competidores germanos. "Lo ofreció, sí", admite el lado alemán, "pero no se ha aceptado".

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