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Chase se afianza como banco de inversión en EE UU al comprar la legendaria JP Morgan

Enric González

Wall Street sigue fabricando gigantes. Chase Manhattan confirmó ayer la adquisición de JP Morgan, una de las firmas más célebres del mundo financiero, por 33.200 millones de dólares (6,4 billones de pesetas). La entidad resultante conservará las dos denominaciones, bajo el nombre JP Morgan Chase & Co, y se convertirá en el tercer grupo bancario estadounidense, por detrás de Citigroup y ligeramente después de Bank of America. La operación consolida el proceso de integración geográfica y sectorial que atraviesa la banca estadounidense.

La entidad resultante englobará a dos de los mayores y más antiguos bancos estadounidenses y supone uno de los acuerdos más importantes en la industria financiera de ese país. La fusión con JP Morgan brinda un salto cualitativo a Chase, resultado de la fusión del Chase original con Manufacturers Hannover y Chemical Bank en sucesivas operaciones durante una década. Unirse con JP Morgan lo convierte en uno de los líderes en el sector de las emisiones de acciones y, además, le abre los mercados europeos, donde hasta ahora tenía una presencia muy escasa. Con unos activos conjuntos de 661.900 millones de dólares, el nuevo banco será el tercero de Estados Unidos, después de Citigroup, que es el primero, y a muy poca distancia de Bank of America. JP Morgan Chase se unirá a Morgan Stanley Dean Witter, Goldman Sachs y Credit Suisse First Boston en el grupo de cabeza de los bancos de inversiones de Wall Street.

Para JP Morgan, se trata del fin de una larga historia de independencia. Morgan Bank fue uno de los bancos pioneros en la construcción de los ferrocarriles norteamericanos, y alcanzó una celebridad casi legendaria a partir de 1854, cuando John Pierpoint Morgan, hijo de uno de los fundadores, se hizo con el control de la entidad a los 24 años y le añadió sus iniciales. JP Morgan impulsó la creación de US Steel y General Electric, dos gigantescos monopolios que protagonizaron la entrada de Estados Unidos en la modernidad económica.

El presidente de Chase, William Harrison, afirmó ayer que las negociaciones habían durado un mes y habían concluido en un acuerdo "totalmente amistoso". Para confirmarlo, anunció que el jefe ejecutivo de JP Morgan, Douglas Warner, mantendría ese mismo puesto en la entidad fusionada, con el propio Harrison como presidente del consejo de administración. Chase pagará los 33.200 millones de dólares con acciones. Cada título de JP Morgan será retribuido con 3,7 acciones de Chase, lo que equivale a 207 dólares, un 16% más que la última cotización del martes. JP Morgan Chase & Co tendrá unos ingresos anuales cercanos a los 52.000 millones de dólares, unos beneficios estimados de 7.500 millones de dólares (1,3 billones de pesetas) y 90.000 empleados. Ocupará el tercer lugar en el sector de las emisiones de acciones en Estados Unidos y el sexto entre las firmas asesoras de fusiones. También será una de las mayores entidades mundiales en la gestión de activos.

La venta de JP Morgan confirma la extinción de los bancos de inversiones independientes. El creciente volumen de negocio y la reducción de márgenes obligan a buscar tamaño. Credit Suisse compró en julio Donaldson Lufkin & Jenrette por 11.500 millones de dólares; poco después, fue su rival Union des Banques Suisses (UBS) que adquirió PaineWebber por una suma parecida. Wasserstein Perella está en conversaciones con la firma alemana Dresdner Bank, para venderse por una cantidad que rondará los 1.500 millones. Sólo quedan dos bancos independientes en Wall Street: Lehman Bros. y Bear Stearns. Citigroup, por su parte, reforzó recientemente su liderazgo en la banca estadounidense con la absorción, por 31.600 millones de dólares (5,6 billones de pesetas), de Associates First Capital Corporation, una firma dedicada a la financiación del consumo doméstico.

Proceso de concentraciones

Además del adiós a los bancos independientes, la fusión evidencia otra tendencia en la banca estadounidense: la concentración. La derogación de la Ley Glass-Steagall el año pasado ha permitido el acercamiento entre la banca comercial, de inversión y de sociedades aseguradoras. Desde los años treinta, estos tres sectores tenían prohibido asociarse en una sola entidad. La ley comenzó a relajarse a partir de 1990 hasta desaparecer del todo hace un año. Aprovechando la ausencia de esta normativa, los grandes bancos han decidido hacerle la competencia al gigante Citigroup, que aglutina al banco Citibank, a la aseguradora Travelers y a la entidad de inversión Salomon Smith Barney.Está previsto que la fusión entre Chase y JP Morgan finalice en el primer trimestre de 2001 y después deben aprobarla los accionistas de las dos compañías y las autoridades reguladoras correspondientes.

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