¿Estado aconfesional?

Me pareció muy pertinente el artículo publicado en su periódico el pasado 28 de agosto sobre la confesionalidad encubierta del Estado español, o, dicho en palabras de Gonzalo Puente Ojea, el criptoconfesionalismo católico de España. Porque ¿qué clase de aconfesionalidad puede proclamar un Estado que paga el 100% del mantenimiento de todos los sacerdotes católicos del país; que paga a profesores de religión católica -en centros públicos- nombrados por el obispo sin pasar la preceptiva oposición; que tiene programas de radio y televisión públicas al servicio de la religión católica; que subvenciona colegios privados católicos sin ser necesario, porque hay plazas de sobra en los centros públicos? El que quiera una educación confesional, que se la pague, porque el Estado ya le ofrece una educación laica, gratuita y de calidad. Y si no es de calidad, la culpa es de 13 años de gobierno socialista y cuatro del PP. Todos esos cientos de miles de millones los pagamos los contribuyentes, ¡seamos creyentes o no!, y que no se engañe nadie: eso no sale del 0,52% voluntario del IRPF, eso es aparte. ¿Es que hay alguna diferencia entre la situación actual y los tiempos confesionales de Franco? Y aquí tampoco se engañe nadie: esto no es por el PP, sino que con el PSOE ha sido igual o más sangrante, si consideramos que es un partido de tradición laica, aunque a estas alturas habría que ver a qué colegios van los hijos de socialistas. No, España no es un Estado aconfesional como dice la Constitución, no lo es mientras el señor obispo siga viviendo tan ricamente con el dinero, vía impuestos, que le damos los ateos, judíos, musulmanes, protestantes... Y el artículo de su periódico, con datos y cifras, nos recuerda que hay que luchar por un Estado laico de verdad.- Benito García Calle. Villafranca de los Barros, Badajoz.