Pobreza absoluta

En un mundo con 6.000 millones de habitantes -2.000 más en 25 años-, las cuentas de la pobreza no se deben medir sólo en porcentajes, sino sobre todo en números absolutos. Afectan a las personas. Puede resultar alentador que el número de ciudadanos que sobreviven con un dólar diario, según el Informe sobre el desarrollo mundial 2000-2001 del Banco Mundial, se haya reducido de un 28% a un 24%, pero son 1.200 millones de personas (una quinta parte de la humanidad); y 2.800 millones de seres disponen para sus necesidades del equivalente a 400 pesetas diarias.Es una situación insostenible. Más aún cuando, por vez primera en muchas décadas, la mayor parte del planeta vive un ciclo de espectacular crecimiento económico. Una coyuntura, la de la "pobreza en la abundancia", que habría que aprovechar para combatir la miseria y reducir unas diferencias que se han duplicado en los últimos 40 años entre los 20 países más ricos y los 20 más pobres del planeta.

En la última década, la pobreza se ha reducido en Asia oriental y en el norte de África, pero ha aumentado espectacularmente en la Europa otrora comunista -donde el número de pobres se ha multiplicado por 20-, en los países al sur del Sáhara y en Asia central. En el conjunto de América Latina, el número de pobres ha crecido un 20%. La pobreza consiste, según este informe, en "hambre, falta de cobijo y ropa, enfermedad y carencia de cuidados, analfabetismo y no escolarización", y probablemente mucho más para quienes la sufren. Combatirla requiere, entre otros aspectos, estabilidad financiera, recursos internacionales y que la voz de los pobres se haga oír en los foros de los ricos. Serán necesarias decisiones drásticas para alcanzar el objetivo de la ONU de reducirla a la mitad en 15 años. La extrema pobreza es la otra cara de la nueva economía.