La decepción de Cristina Petite

"Después de entrenarme como una bellaca, en lugar de ir a Sydney me iré de vacaciones". La frase corresponde a la atleta Cristina Petite y contiene tanta indignación como se intuye. Y no sólo enfado, sobre todo una decepción de lo más dolorosa. Petite se queda en casa después de una temporada magnífica dedicada a ganarse un puesto en la selección española. Primero logró la mínima olímpica en 5.000 metros con un tiempo de 15.32 y luego el bronce en los campeonatos nacionales, pero su selección dependía del criterio de la federación española, que declaró no sentirse convencida de la forma física de la candidata. Petite creía "haber cumplido bien en el 2000" y confiaba en repetir la experiencia de los Juegos de Atlanta, circunstancia que ha condicionado toda su temporada. Sin embargo, en los cálculos personales de la atleta vizcaína su no participación admite con dificultad la justificación de la federación: "Fui quinta por delante de Piedra y Martín, con lo cual la tercera plaza [participan tres atletas españolas en la prueba de fondo] parecía corresponderme". Su incomprensión contrasta con el optimismo del triatleta Eneko Llanos, uno de los pocos seleccionados vascos que se ha atrevido a formular en voz alta sus sueños de medalla.