En defensa de los libreros
Nadie sabe los efectos que va a producir en el pequeño comercio el 25% de descuento que aplican las grandes superficies francesas a los libros de texto, descuento que, por otra parte, sólo sirve de cebo para atraer clientela y cobrárselos con creces en el arroz y las patatas. Pero ese análisis no lo realizan aquellos que consumen su tiempo de ocio apasionantemente llenando el carro del híper hasta que desborda y ya no tienes más "ofertas 3 - 2" que llevarte a la boca. Y el pequeño librero va a la editorial a por sus libros y le hacen un 18%. ¡Hasta la ley nos ampararía por competencia desleal!Pero no es ése el único frente que tiene que combatir el librero, ya que, por otro lado, tenemos a los colegios que venden los libros de texto; pero bueno, ¿yo en mi librería puedo dar clases -soy pedagoga, por cierto, y madre de familia-? Señores míos, cada cual que se dedique a su negocio. ¿Qué tal le sentaría a un zapatero el que en una panadería se pudieran vender zapatos? Quiero que piensen en ello todos los padres a los que se les ofrece la posibilidad de engordar más el negocio que ya tienen los colegios.
Y para terminar, las asociaciones de padres pidiendo la gratuidad de los libros de texto, ¡Dios mío, nos vamos a tener que tirar a la calle a robar para poder comer! Me parece de justicia que el ministerio conceda becas de libros a todas y cada una de las personas que las necesitan, pero no sé por qué tiene que tener los libros gratis aquellas personas que luego le compran a sus niños zapatillas de 17.000 pesetas...Como el tema sólo se soluciona asociándose u organizándose, insto a todos los libreros a que se nieguen a vender los cuadernillos de cada asignatura que los colegios exigen y los híper no venden porque cuestan 300 o 400 pesetas. Los libreros de mi barrio no los venden a quien no les encarga el curso completo. Y si los híper no los venden, ¡ah, mala suerte!; no importa, a cambio comprará usted tres calzoncillos por el precio de dos.- Violeta López Marín. Madrid.