La Asociación Juan XXIII aborda en su congreso la discriminación femenina
Los teólogos progresistas defienden una Iglesia comprometida con el cambio social
Llevan veinte años proponiendo una Iglesia no autoritaria y comprometida con los cambios sociales. La Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII abre hoy su congreso anual (el primero fue en 1981), con el título El cristianismo en un mundo plural y conflictivo. La sesión inaugural, en la sede de CC OO, corre a cargo del presidente de la Asociación, Enrique Miret Magdalena, y del ex director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza."En 1981 ya se veían los signos del pontificado de Juan Pablo II, tendentes a una restauración de lo más autoritario y jerárquico de la Iglesia", dice Juan José Tamayo, secretario general de la Asociación. "Desde entonces, hemos vivido una carrera de obstáculos. La Conferencia Episcopal, tanto en los tiempos de Fernando Sebastián como de Ángel Suquía, nos puso todo género de cortapisas. Cada sede del congreso era prohibida sistemáticamente. Hoy nos sentimos gozosamente excluidos, y es muy apropiado que unos teólogos de calle se reúnan en los locales de un sindicato de clase".
Tamayo ve que la trayectoria de los congresos sigue fiel a sí misma. "Esta vez hablaremos de los conflictos en el mundo, tanto en lo económico como en lo político o en el seno de la Iglesia, o en cuanto a la violencia y discriminación de género: será seguir en nuestra aspiración de fomentar el pensamiento crítico dentro de la Iglesia y defender la libertad de expresión en todos los órdenes desde una perspectiva de base".
Entre las figuras que participarán hasta el próximo domingo -teólogos de la talla de Casiano Floristán, obispos disidentes como Jacques Gaillot, invitados como el secretario ejecutivo de los protestantes españoles, Mariano Blázquez- destaca la brasileña Ivone Gebara, figura de la llamada teología feminista.
"Sé que en Occidente se discute sobre si las mujeres debemos aspirar a ser sacerdotes", dice Gebara. "Los compañeros protestantes en Brasil nos aconsejan que intentemos conquistar ese nivel, como estrategia de poder dentro de la Iglesia. Pero la verdad es que yo pertenezco a la minoría que piensa que sería erróneo reproducir el modelo jerárquico que hoy se plasma en el sacerdocio masculino. Lo que necesitamos, convencidos de ser Iglesia, es hacer".
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