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La vista por el atentado de Omagh desvela deficiencias de la policía

La primera jornada de la instrucción pública sobre el atentado de Omagh, que causó la muerte de 29 personas y cerca de 300 heridos, puso en evidencia serias deficiencias en el sistema británico de emergencia. Con el objetivo de llegar a la verdad, pero sin posibilidad de exigir responsabilidades, los abogados de los familiares de las víctimas mortales mantuvieron una línea dura de interrogatorio sobre los testigos que declararon ayer ante el juez forense, John Leckey.

"Después de 30 años de terrorismo, los procedimientos para responder a una emergencia deberían ser impecables. Pero está claro que hay deficiencias y confiamos en que de aquí surjan recomendaciones para mejorar el sistema. Un atentado como el de Omagh puede repetirse en cualquier ciudad de Irlanda del Norte". Con estas palabras de denuncia y advertencia se expresó Michael Gallagher, padre de un escolar de 12 años que falleció en el atentado de 1998 y que comparece en la vista forense sin ayuda de letrados. "Es muy doloroso, pero debemos conocer la verdad", admitió con voz quebrada y expresión compungida al término de la primera jornada de la instrucción pública.Gallagher asistió al tribunal habilitado en el interior del centro deportivo de la ciudad norirlandesa de Omagh en compañía de otros familiares de los fallecidos y de jóvenes como Donna Marie McGillian, que sufre las consecuencias físicas y mentales de la sangrienta acción de la banda terrorista IRA Auténtico, grupo de disidentes repúblicanos que todavía mantiene la lucha armada en Irlanda del Norte.

Al mismo enclave acudieron dos años antes con la incertidumbre y angustia de desconocer el destino de sus seres queridos tras la explosión. "En esa habitación pasé las horas más horribles de mi vida. La mente regresa, sin querer, a esos momentos de angustia. Lo peor es que nunca escucharemos lo que pensaban los responsables de la bomba", dijo apenado por el limitado campo de inquisición de la instrucción pública.

Los nombres de los autores no se descubrirán en las cuatro semanas que se estima durará la vista. Pero las declaraciones de los testigos apuntan ya hacia serias lagunas en la respuesta policial a un aviso de bomba. La secretaria en Belfast de Ulster Televisión, Margaret Hall, e, incluso, dos agentes del Royal Ulster Constabulary (RUC, policía del Ulster) que recogieron y transmitieron los tres mensajes del IRA Auténtico sobre la inminente explosión no estaban, ni están, al corriente de los códigos secretos que las bandas armadas utilizan en sus llamadas de advertencia o reivindicación de un atentado. "Se debería recomendar su distribución", señaló ante el juez forense el reconocido letrado británico Michael Mansfield.

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