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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Espera de muerte

Yousra el Founti, la niña de tres meses que llegó agonizante al servicio de urgencias del Hospital Comarcal de Melilla, debió ser atendida inmediatamente, sin esperar turno, y no a la hora y media de su llegada como reconoce la dirección del hospital, o a las tres horas como denuncian sus padres. Es posible que, aun así, la niña hubiera fallecido; pero ningún reproche cabría hacer a la actuación de los servicios de urgencia del centro. Ahora existen todas las dudas, que habrá que dilucidar por vía administrativa y es posible que judicial, sobre si una atención inmediata hubiera evitado la muerte de la pequeña.El servicio de urgencias del Hospital Comarcal de Melilla está saturado, según se ha apresurado a señalar su director gerente, y en la noche en que la madre de Yousra acudió con la niña, con síntomas de asfixia y fiebre muy alta, 23 personas esperaban ser atendidas por dos médicos de urgencia. La escasez de medios, sobre todo en los centros hospitalarios comarcales, es notoria, como cualquier ciudadano habrá podido comprobar, especialmente en periodo vacacional. Pero ni la penuria de medios ni la satuación pueden alegarse para justificar la espera agonizante de Yousra. Es posible que el personal sanitario que tomó nota de los síntomas del bebé creyera inicialmente que su situación no era grave y que podía aguardar su turno. Pero depués actuó con una insensibilidad inhumana, desoyendo las reiteradas súplicas de la madre, que sentía morir a la niña en sus brazos.

En un servicio de urgencias se puede morir mientras los médicos luchan por salvar la vida del paciente. Pero no tiene explicación lógica ni médica que alguien se esté muriendo mientras espera ser atendido sin que el personal sanitario se dé por enterado y actúe en consecuencia. En los servicios de urgencia como en las listas de espera, el turno no puede prevalecer sobre los principios de la medicina ni el mero sentido común. ¿Acaso un paciente que llega con claros síntomas de infarto debe guardar turno mientras es atendido otro llegado antes con un esguince o con otra afección manifiestamente menos grave? El burocratismo y la insensibilidad, al margen de la penuria de medios y la saturación, ciertamente acusados en Melilla, están a veces en el origen de tragedias que, como la muerte de Yousra, ponen gravemente en entredicho el funcionamiento del sistema sanitario público.

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