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Dos testigos afirman que el hospital de Melilla tardó tres horas en atender al bebé agonizante

"Fue de pesadilla, la niñita no paraba de llorar y a la madre no la dejaban entrar", según un testimonio

Karim Mohamed Mohamed y Miriam Mohamed Franco, dos musulmanes españoles que aguardaban en urgencias del Hospital Comarcal de Melilla en la noche del 26 de agosto, han corroborado a este periódico que los médicos tardaron tres horas en atender a Yousra el Founti, un bebé de tres meses que agonizaba en la sala de espera. Estos testigos reconocen que la madre fue expulsada en dos ocasiones cuando, desesperada por el estado de su hija, intentó entrar en la sala médica. Este relato contradice la versión del hospital, que afirma que la niña, que murió esa noche, fue examinada en menos de hora y media y que nunca fue desatendida. Ambos testigos se han ofrecido a la familia para testificar a su favor.

Denuncias por negligencia

Miriam Mohamed, de 19 años, acompañaba en la noche del 26 de agosto, en el servicio de urgencias, a su madre, enferma. "Nosotros llegamos a la misma hora y mi madre entró después que la niña. La niña no entró antes de la una de la mañana, seguro", afirma. Más contundente aún es el relato de Karim Mohamed, que acudió a urgencias aquella noche con su esposa, embarazada, "porque tenía riesgo de aborto". Mohamed asegura que pasaron "una noche horrible, de pesadilla, con mi mujer tan mal y aquella niñita sin parar de llorar, muriéndose". Este testigo relata que cuando él llegó, la madre y el tío de la niña llevaban un rato esperando. "Nosotros pudimos llegar 20 minutos más tarde que ellos. A mi mujer la atendieron a la 1.30, y poco antes dieron la noticia de la muerte de la niña a su madre", explica Mohamed, quien describe a la madre de Yousra, Houria el Haroy: "Estaba muy nerviosa. Intentó entrar varias veces y la echaron. La niña no paraba de llorar y la gente pedía que la atendieran. Sobre la una y media, un poco antes de que entrase mi mujer, un guardia jurado al que conozco me pidió que entrase, que parecía que había pasado algo gordo. La niña había muerto, y la mujer estaba llorando y empezó a pedir testigos".

Saturación

La familia confía en que el testimonio de tres personas que se encontraban en urgencias y que se han ofrecido a declarar sea "determinante para demostrar que la versión del hospital es falsa", pero aún quiere tener más testimonios.

"En la querella que va a presentar nuestro abogado se pide al juzgado que solicite al hospital una lista de todas las personas atendidas aquella noche, para poder contar con más testimonios. Además, en la hoja de admisión figura también la hora a la que entró cada uno, y ése es un dato fundamental para nosotros", explica Mimún el Haroy, tío de la pequeña fallecida.

Tanto él como el testigo Karim Mohamed aseguran, cada uno por su lado, que el del bebé Yousra no es un caso aislado. "Existen más denuncias por negligencias y por diagnósticos errados, y si no hay más es porque muchas veces las víctimas de estas negligencias no son gente con posibilidades económicas o con preparación suficiente como para pensar en reclamar", señaló El Haroy."El caso de esta mujer", comenta Mohamed, "ha levantado el tema, pero este centro está fatal. El día que mi mujer dé a luz, si puedo pagar una clínica privada, la llevo, porque la noche en que murió el bebé ella también estaba muy mal. Mientras estábamos esperando vimos entrar a los ginecólogos y pensamos: ahora nos llamarán. Pero al cabo de hora y media, los vimos salir. Recurrimos a ellos y nos dijeron que no estaban de guardia. Al final, cuando le llegó el turno, ordenaron inmediatamente su ingreso, pero podría haber sido también demasiado tarde para mi hijo", dice Mohamed.

Este testigo asegura que en los últimos meses ha rellenado tres hojas de reclamaciones contra el centro por otro asunto: una presunta negligencia médica cometida en una operación de ojos que le realizaron a su padre, Mohamed Mohamed Mimún, de 66 años. Éste, que padecía de glaucoma, fue operado "para evitarle la esclavitud del tratamiento" y a raíz de la operación sufrió un desprendimiento de retina que le arruinó el ojo. "Me dijeron que era normal", comenta.

"Meses después de aquella primera operación", añade, "comenzó a aparecer una catarata en el ojo que ya estaba perdido y el médico le aconsejó a mi padre que volviera a operarse. Lo operaron y salió mal; dijeron que porque mi padre se movía mucho y no le habían administrado anestesia general. Le operaron otra vez, y peor. Y ahora se le está formando otra catarata y no se atreve a operarse". Mohamed afirma que ninguna de las reclamaciones presentadas ha servido para que el centro les ofrezca una explicación, por lo que ahora se plantea ir a los tribunales. De momento, su padre acude a la consulta de un médico privado, pero esta situación indigna a Mohamed, que, al igual que su padre, tiene nacionalidad española.

Este periódico intentó ayer, sin éxito, recabar la versión de los responsables del hospital. El director gerente, José Luis Morillo, que ha ordenado una investigación interna, ha reconocido que esa noche hubo problemas porque había un "lleno hasta la bandera". El centro, según Morillo, tiene graves problemas de saturación, ya que no presta servicio sólo a los 60.000 habitantes de Melilla, sino a marroquíes de localidades fronterizas. El hospital atiende 35.000 urgencias cada año. La noche de los hechos había 23 personas esperando en urgencias y dos médicos de guardia.

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