Falsa quietud
El paraíso interior que es Jaén, según un lema institucionalizado en esta provincia, se ha convertido este verano en una tierra para la meditación de muchos sectores que no atisban precisamente en su horizonte más cercano un paraíso terrenal. Primero fueron los olivareros los que sacaron sus tractores a las carreteras hartos de ver cómo el Gobierno de Madrid no pone freno a la subida de los combustibles y se cruza de brazos ante la caída en picado de los precios del aceite. El andaluz Arias Cañete tendrá que sortear en este otoño la tempestad provocada por un ciclón llamado Loyola de Palacio durante una reforma comunitaria que ahora empezamos a descifrar.Alterados están también los ánimos en el bastión del turismo de Jaén: Cazorla, Segura y Las Villas. Los ganaderos se pusieron en pie de guerra contra la Consejería de Medio Ambiente, a la que acusan de querer eliminar del parque natural una actividad que supone el sostén económico para cientos de familias. El flamante plan de ordenación de este espacio protegido parece diseñado para un parque deshabitado. El binomio conservación-desarrollo vuelve a romperse por el lado humano. La sensibilidad que ayer pidieron los representantes de los afectados al delegado de Medio Ambiente, Arturo Azorit, se hace necesaria más que nunca, por encima de leyes ultraproteccionistas.
Tampoco les cuadran los números a los empresarios turísticos, que empiezan a ver cómo la gallina de los huevos de oro está dejando de cacarear. Parece como si todos los esfuerzos institucionales en promoción se vinieran abajo por culpa de las disputas competenciales a la hora de afrontar problemas tan importantes como la recogida de basuras o el estado intransitable de muchas carreteras. Ya se sabe, el uno por el otro... También los empresarios deben dejar de tirar balones fuera y echar imaginación para conformar una oferta de ocio complementaria que impida al turista abandonar el parque cuando ve los animales, como se lamenta el presidente de Hostel Jaén, Luis Carlos García.
Esta falsa quietud estival dará paso a un otoño caliente. Sobre todo en la política, con un congreso del PP condenado al silencio, como denuncia el defenestrado Antonio Rodríguez, o con Gaspar Zarrías haciendo números para cuadrar la ecuación de la renovación del 20%.
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