Policía y fiscales dan diferentes versiones sobre las fotos de Buesa
Enfado y malestar
El origen de las fotografías incautadas al comando Vizcaya de ETA en las que aparece el dirigente socialista asesinado Fernando Buesa y su conocimiento por los investigadores fue objeto ayer de versiones diferentes, según si las explicaciones procedían de fuentes policiales o de la Audiencia Nacional. Fuentes policiales consultadas por la agencia Vasco Press indicaron que las fotos se enconraban entre "una docena de copias positivadas" en las que había también personas del PP, del PNV, de HB y hasta un grupo de teatro. Dichas fuente negaron que los miembros del comando Vizcaya tuvieran un carrete fotográfico sin revelar o no positivado, y precisaron que en una vivienda abandonada por el presunto etarra Aitor Cortázar se localizó un juego de fotografías en papel, en algunas de las cuales aparece Fernando Buesa en el interior del Parlamento vasco.
Sin embargo, fuentes fiscales de la Audiencia Nacional indicaron ayer que la Policía habría tardado aproximadamente dos meses en revelar el carrete de fotos incautado al comando Vizcaya. Según esas fuentes, el carrete no fue revelado hasta "una o dos semanas después" del asesinato de Buesa. Según estas fuentes, el carrete habría sido encontrado el 3 de enero de 2000; Fernando Buesa fue asesinado el 22 de febrero siguiente, y el carrete de fotos habría sido revelado "una o dos semanas después del asesinato", es decir, a principios del mes de marzo.
En cuanto a los motivos por los que se habría tardado tanto tiempo en revelar el carrete, fuentes de la Audiencia afirmaron que tras la desarticulación del comando Vizcaya se intervino "muchísima documentación". Agregaron que las fotos en las que se ve a Buesa en algunas de sus intervenciones en el Parlamento de Vitoria pudieron ser tomadas en 1996, pero no se encontró ningún documento en el que Buesa figurara como posible objetivo de la banda terrorista.
En mayo, tras conocer el contenido del carrete, la Audiencia remitió una diligencia al Parlamento vasco en la que preguntaba si Aitor Cortázar, en paradero desconocido, había entrado al recinto parlamentario como invitado. La diligencia no relacionaba el nombre con ninguna prueba o acción en concreto. El Parlamento comprobó el nombre en las listas de invitados y no estaba. Días después, la diligencia se repitió, pero preguntando si había entrado como periodista o redactor gráfico para algún medio. La respuesta fue igualmente negativa.El presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa expresó el martes en este periódico su enfado y malestar por no tener constancia oficial de la existencia de fotografías realizadas en la Cámara e insistió en que, de haber dispuesto de ellas, se podría haber investigado el día que fueron obtenidas.
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